En el juego de las obviedades, comparar a Mark Oliver Everett con Tom Waits por temas como ese “Bomb Away”, que abre de forma magistral el décimo álbum de estudio de Eels, suena un poco a chiste mil veces repetido hasta alcanzar el ridículo. De hecho es una injusticia que se remonta al momento en el que, el de Virginia, se sacó de la chistera un álbum tan espeluznantemente bueno como “Electro-Shock Blues”, su segunda referencia fechada en 1998. Un disco cuya sonoridad recupera de lleno en este trabajo con temas como: “Peach Blossom” (The Black Keys no son los únicos en pervertir el soul-blues grasiento y arenoso), esa maravilla que responde al nombre de “The Turnaround” que aúna la sensibilidad en los arreglos de piano de John Grant con la cavernosa voz de Mark Lanegan, o ese sinuoso sonido pantanoso y doliente a lo Dr John en la que acaba convertida una “Open My Present” francamente genial. Si el broche de oro es un tema trotón a lo Neil Young & Crazy Horse como "Wonderful, Glororious", caerás en la cuenta de que te encuentras ante el mejor disco del señor E desde los tiempos en los que exorcizaba demonios en forma de canciones.
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