Cuando derrochas carisma por los cuatro costados, cumplir años deja de ser un hándicap para convertirse en un plus. Poner tu voz a una canción es suficiente para hacerla interesante. Rodearte de quien te apetezca no requiere el esfuerzo de convencer a nadie. Lo que para otros resulta difícil o imposible, para uno no es más que algo natural y fácil.
El caso de Willie Nelson es un claro ejemplo de todo lo anterior. Por eso, a sus 89 años, y cuando ya no tiene que demostrar nada a nadie, es capaz de sacarse de la chistera un disco tan redondo como “A Beautiful Home”. Lo hace aprovechando que su seductor timbre de voz gana con los años, como si fuera un vino de las mejores cosechas. También sabiendo rodearse de colaboradores idóneos, como son en esta ocasión Chris Stapleton y Rodney Crowell, compositores de la inicial “I’ll Love You Till The Day I Die”. O Buddy Cannon, que irrumpe como co-autor en hasta seis temas, cinco de ellos junto al propio Nelson.
Además, destaca la elección de dos versiones tan apropiadas como “Tower of Song” de Leonard Cohen y “With A Little Help From My Friends” de los Beatles. Ambas, lejos de quedarse en revisiones anecdóticas, son reinventadas aquí y adquieren nueva e inesperada vida. Y lo hacen por la vía de la fórmula elemental de la que siempre ha tirado Nelson: interpretación vocal emocionada y emocionante, instrumentación algo austera pero con numerosos matices (imposible no rendirse ante esa armónica en estas dos versiones) y, por último, un contagioso tono melancólico.
De la misma manera, las nuevas composiciones funcionan desde la sencillez. Sin sorprender en las formas, desde luego, pero también evitando el tedio y la redundancia al dejar que el talento y el carisma fluyan. Así se aprecia, por ejemplo, en “I Don’t Go To Funerals”, un tema en el que se repiten los esquemas más obvios del country por enésima vez, sin que por ello la quebrada voz de Nelson deje de atraparnos. En “Dusty Bottles”, en cambio, y sobre todo en “Energy Follows Thought”, el ritmo se ciñe menos a lo que sería una progresión de acordes country de manual, para entregar así desgarradas baladas con vocación de clásico. En realidad, nada rompedor tampoco, simplemente todo en su sitio y tratado con cariño.
El tono reposado y sabio del disco toca su punto y final con la reflexiva “Leave You With A Smile”, mientras tratamos de desvelar si la letra del tema esconde un mensaje de despedida para los fans. De ser así, sólo nos quedará darle las gracias por tanto, incluyendo discos tan genuinos como este mismo. Que todos nuestros iconos musicales envejezcan así de bien, por favor.
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