El año pasado, uno de mis discos favoritos fue “Inmortal Americans”, de Austin Lucas. Y no es solo que el artista ya de por sí me chifle, sino que a una perfecta reunión de canciones sumó una producción impecable. Esta corría a cargo, sorprendentemente para mí, de Will Johnson. El tejano, líder de Centro-matic y South San Gabriel, y también miembro de esa súper banda fugaz que fue Monsters Of Folk, encontró la tecla necesaria para engrandecer las canciones de Lucas. Lo curioso es que, su nuevo disco, este “El Capitán”, se me antoja una perfecta continuación de aquel. Hablando sobre él, el periodista musical David Garrick asegura que “la belleza de un hombre y sus canciones solo puede ejemplificarse por lo sólidas que son esas canciones”. Y aquí hay unos cuantos templos hechos canción.
Caracterizado por la sobriedad, Will Johnson ha rescatado canciones del pasado nunca editadas o incluso inacabadas a las que ha sumado algunas compuestas en pleno encierro por la pandemia, para grabarlas en tres días del pasado mes de junio con la ayuda de un órgano casio, un clarinete, un bajo, un violonchelo y su guitarra Stella. Dejando que el productor Britton Beisenherz pusiera algo de visión externa al conjunto. Dando forma a un ábum desértico y a la vez sombrío. Con el corazón desangrándose y la voz del cantautor agarrándote bien fuerte de los oídos para quedarse ahí, impregnada en piezas como “Inclined” o “Dear To Assassin”. Temas que algunos llamarían soft, pero que simplemente están desnudos hasta lo más inmundo de lo terrenal. Con una intensidad que casi te adormece las piernas palabra a palabra, verso a verso. A veces demasiado doloroso para ser real, pero placentero a la vez. Algo que lo hace simplemente delicioso.
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