Tiny Little Movies
DiscosWill Hoge

Tiny Little Movies

8 / 10
Don Disturbios — 30-06-2020
Empresa — Edlo Records
Género — Alt-Country / Americana

Más vale tarde que nunca. Maldita la gracia que le tiene que hacer a Will Hoge la frasecita de marras. Lanzar nueve discos de estudio desde 1997 y ver que no logras el reconocimiento, que otros sí adquieren, tiene que ser duro. Y máxime cuando vas mejorando mucho con los años. Como el buen vino. Solo hay que acercarse a su anterior disco de 2018 titulado “My American Dream” para darse cuenta de la indudable valía de este vaquero rebelde de Nashville, cuya voz rasposa recuerda a la de John Mellencamp, también su música.

Estamos ante un trabajo de Rock Americano de muchos quilates, que mejora en los temas más duros y puede estandarizarse algo en los blandos. Aunque, para llevarme la contraria, una de las canciones estrella de este nuevo trabajo es precisamente un medio tiempo de más de cinco minutos titulado “My Worst”. Un tema algo lisérgico que posee unos arreglos estupendos, gracias a los coros femeninos y a un gran trabajo de guitarras sobre una tonada que me recuerda vagamente a “Danko/Manuel”, canción compuesta por Jason Isbell en su época con Drive By Truckers. Músico con el que por cierto Will Hoge puede ser vinculado perfectamente y tienen mucho en común (de hecho han girado juntos). Sin embargo, a mi donde más me llena el nuevo trabajo de este veterano de 47 años es cuando se pone a roquear duro. Temas como “The Overthrow” con un trabajo de guitarras a lo Josh Homme que hace que tu culo se levante del sofá con ganas de agitar el puño en alto y encima parece alentar al derrocamiento del sistema en su letra. Lo mismo sucede con “Con Man Blues”. Rock duro sin contemplaciones de afilados riffs con un solo de esos que agitará melenas y que encantará a los más heavies.

Y así, bien basculado y con momentos para todo, Will Hoge nos deja otra delicada joyita para cerrar el disco titulada “All The Pretty Horses”. Allí es donde su garganta da el do de pecho y nos demuestra, una vez más, que tiene el mismo don que la madre naturaleza le regaló a John Hiatt o Chris Robinson. Una garganta de rugoso terciopelo ideal para las baladas roqueras más tiernas. Las que conmueven. Las que hacen que te balancees rodeando la cintura de tu pareja. Las que valen la pena.

Aunque, puestos a pedir, solo le diría a Mr Hoge que se lance al ruedo de las guitarras afiladas, se olvide por una vez de las baladas más country y se lance a realizar un disco como el último de Sturgill Simpson. Uno bien duro y roquero, pero sin maquinitas ni coartada futurista. A lo Black Keys. Seguro que nos deja noqueados ya del todo.

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