Wiley nos presenta su undécimo disco. El llamado padrino del grime pretende volarnos la cabeza con sus bases robóticas y martilleantes, pretende someternos con su flow, apabullarnos disparándonos palabras a la velocidad de la luz. No quiere títulos honoríficos, no quiere homenajes, quiere la corona, quiere su corona... llegar a la cima que ahora ocupa su colega Skepta.
El tipo que ha recibido veintiún navajazos en diferentes reyertas está curtido para asestar el golpe definitivo con el que es de lejos su mejor disco. Godfather está compuesto por dieciséis cortes sin tregua, en los que Wiley juega con las rimas, estira el down house hasta pervertirlo, nos pone en alerta y confirma que Londres está más vivo que nunca, pero que quizás sea en los suburbios de orígenes caribeños donde está la crema.
El sur de la capital inglesa, Brixton en concreto son ahora el epicentro de todo. Wiley tira de agenda y nos trae un trabajo con invitados de lujo rindiendo pleitesía como el anteriormente citado Skepta, Flowdan o P Money el disco eleva su temperatura hasta un punto de ebullición máximo generando un trabajo que luchará por perpetuar el reinado del grime en las islas británicas.
Like It Or Not es desde ya un himno urbano, pero podríamos decir lo mismo de Can't Go Wrong o de la frenética Back With Banger. Y podríamos continuar con esa brutal sacudida que es Bang, puro terrorismo sonoro con Ghetts apoyando la causa, o la pegadiza Bait Face, en la que le acompaña Scratchy y que redimiría a un despistado Dizzee Rascal. La mugre de Londres sigue sonando de maravilla.
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