La casualidad ha querido que ‘Wild Loneliness’ (Merge, 22), duodécimo disco de estudio de Superchunk, aparezca solo dos semanas después de que viese la luz la última referencia de Spoon –en su caso, décima del casillero– de título ‘Lucifer On The Sofa’ (Matador, 22). Y es que resulta que las formaciones lideradas respectivamente por Mac McCaughan y Britt Daniel guardan no pocas similitudes de fondo y, en realidad, también alguna de forma.
Ambos grupos publican en sellos con tradición (Merge propiedad del propio McCaughan y el inconmensurable Matador) y ambos son, en sí mismos, nombres míticos y de probada fiabilidad dentro de la escena indie norteamericana. Ambos también comenzaron su carrera en la década de los noventa y ambos han sabido sobrevivir al paso de los años con elegancia y, sobre todo, apostillando una dignidad de lo más loable. Además, ambas se encuentran inmersas en una madurez natural, de esa que no sacrifica energía ni ímpetu pero que tampoco chirría empeñada en apurar cualidades juveniles que ya forman parte del pasado. Ahora ambos han publicado discos tirando a redondos en los que relleno y sobrante brillan por su ausencia, que además se concretan en el número clásico de diez temas.
‘Wild Loneliness’ es, por tanto, un disco de indie-pop de guitarras con querencia power-pop y las colaboraciones de Norman Blake y Raymond McGinley (de Teenage Fanclub), Mike Mills (ex R.E.M.), Sharon Van Etten, Tracyanne Campbell de Camera Obscura y Andy Stack de Wye Oak, que da continuidad a aquel grandioso ‘What A Time To Be Alive’ (Merge, 18). Un disco más volcado hacia el pop, con algunos arreglos de violones y vientos que engalanan la propuesta mientras se suceden temas como “Highly Suspect”, los singles “This Night” y “On The Floor”, una “Wild Loneliness” que remite directamente a The Go-Betweens, o ese clásico instantáneo que es “Endless Summer”. Si bien este no es el mejor trabajo de Superchunk, sin duda es uno de los buenos y refleja con respeto el talante creativo de los de Carolina del Norte.
‘Wild Loneliness’ es una obra confiable y presentada sin trampa ni cartón para satisfacer a cualquier seguidor del cuarteto, con texturas noventeras, buenas melodías y también estructuras, y la reconocible voz de McCaughan guiando el asunto con limpieza. Y es que, cada vez que Superchunk regresan a escena el asunto deriva en ese tipo de reencuentro con unos viejos conocidos que, por fortuna, mantienen intactas aquellas peculiaridades básicas que los hacen tan valiosos.
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