Whole New Mess
DiscosAngel Olsen

Whole New Mess

7 / 10
Raúl Julián — 28-08-2020
Empresa — Jagjaguwar/Popstock!
Género — Folk
Fotografía — Archivo

Unas semanas atrás se anunciaba por sorpresa la publicación de nuevo álbum de Angel Olsen, menos de un año después de aquel fantástico “All Mirrors” (Jagjaguwar, 19) que terminó por encumbrar a la norteamericana por encima de otras féminas de cualidades similares. En realidad el asunto tiene algo de truco, y la decisión final acerca de si la presente referencia debe ser considerada o no disco de estudio de pleno derecho dependerá de la óptica particular de cada uno. El contenido de “Whole New Mess” se compone de una serie de composiciones –un total de once– grabadas en solitario por la artista al amparo determinante (por solemne) de una antigua iglesia situada en algún lugar del medio noroeste estadounidense.

Pero el repertorio se reparte entre piezas inéditas (seguramente descartes del lote preparado para el mencionado “All Mirrors”) y numerosas interpretaciones de canciones que ya aparecieron en dicha obra, ahora levemente rebautizadas. Un ejercicio revisionista, éste último, por el que de una u otra manera están apostando no poco artistas últimamente: desde Anna Calvi a Scott Matthews, pasando por “nuestros” Vetusta Morla. Resulta, en cualquier caso, que el momento creativo en el que se encuentra inmersa Olsen viene siendo tan apabullante que cualquier entrega con su firma parece destinada a convertirse en un exquisito placer. Es por eso que, independientemente de la naturaleza que se quiera dar al producto en cuestión, este conjunto que entrega la de St. Louis tiene peso propio y permite recuperar con complacencia la faceta más desnuda y natural de la autora, aquella que había sido aparcada hace casi una década, cuando vio la luz “Half Way Home” (Bathetic, 12).

Si, precisamente, “All Mirrors” era un ambicioso proceso de barroquismo y arquitectura sonora trabajada en torno a la búsqueda del enésimo detalle que completase la canción, esta entrega se impone como todo lo contrario. El protagonismo total y absoluto recae sobre los mismísimos mimbres de los temas, con la voz de la compositora y el único acompañamiento de su guitarra eléctrica resaltando el mismísimo alma de cada pieza. De este modo, “Whole New Mess” no sólo reafirma su calado y poder emotivo, sino que lo potencia extraordinariamente con la (en la práctica) complicada teoría del menos es más. Sucede en la inédita que da título y abre el elepé, pero también con “Too Easy (Bigger Than Us)”, la folk “Waiving, Smiling”, la dolorosa belleza de “Tonight (Without You)”, “Lark Song” (que ya destacaba y aquí desgarra), la épica de “Impasse (Workin' For The Name)”, “(New Love) Cassette”, o esa declaración de intenciones final que es “What It Is (What It Is)”.

“All Mirrors” y “Whole New Mess” son en realidad dos caras de la misma moneda, siendo el primero un disco inexcusable que ahora deriva en una transcripción más pura, desarropada y, de algún modo, primaria e incluso visceral. Procede no elegir y quedarse con ambas e incluso jugar con ellas; compararlas, observarlas en paralelo y fascinarse con el talento apostillado por Olsen en ambos casos. Si bien es complicado asumir la entrega como una muesca estrictamente nueva que sumar a su carrera, lo cierto es que el invento supone una delicatessen incuestionable para los seguidores de la autora. Una maniobra con la que reafirma su envidiable posición, tanto a nivel creativo como de cara a un público cada día más fiel gracias a las hipnóticas cualidades entre las que se maneja.

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