Spark

La evolución de Whitney ha sido palpable, en su primer disco sonaban como una actualización del folk rock y de raíces de los 60 con un punto Foxygen, mientras que en el segundo se pasaban al soft rock de los 70, ahora en este Spark giran hacia el R&B y el pop de comienzos de siglo XXI, siempre con la voz en falsete de Julien Ehrlich como foco de atención. En principio no hay ningún problema por pasar de The Byrds a Mary J. Blige, siempre que tu nivel compositivo se mantenga, pero este no ha sido el caso, Whitney han cambiado totalmente su sonido y no hay nada de malo en ello, pero lo que no se puede obviar es que las canciones de este Spark palidecen al lado de “No Woman” o “Golden Days”.

Es una pena porque “Nothing Remains” comienza el disco de manera notable, abriendo la puerta a la esperanza, una canción que suena como una brisa, con la voz de Ehrlich sonando todavía más aguda, como si fueran la Unknown Mortal Orchestra. En “Back Then”, en cambio, se les va la mano con la sacarina y el resultado es casi algodón de azúcar, “Blue”, en cambio, tiene mucha más chicha, más alma si se quiere, pero solo musicalmente, ya que la letra parece una retahíla de clichés puestos uno tras otro, "You’re the only reason my heart beats", “Twirl”, por su parte, es calmada y esotérica pero le falta algún tipo de gancho y menos guiños a Bon Iver.

Al final el disco levanta el vuelo con un par de temas que no están nada mal, se trata de ”Lost Control” y “County Lines”, principalmente esta última, una suave balada de piano que cierra el disco a lo grande con un excelente arreglo de cuerdas.

Aun así, la sensación que deja el disco es irregular, los cambios de sonidos son naturales y de agradecer, lo normal es que un artista vaya evolucionando y revalúe su sonido cada cierto tiempo, eso sí, si todo lo que puede ofrecer es ese cambio de sonido y este no viene acompañado de canciones a la altura, entonces pasa como con este "Spark", que te quedas a medio camino.