Una vez leí la mejor de las definiciones posibles de Quasi, algo así como que sonaban como lo harían los últimos Beatles si Paul McCartney y George Harrison hubieran co-escrito la mayoría de las canciones. Hubo un tiempo en que tamaña definición les encajaba como un guante. El suyo era un pop tan extraño como pegadizo, plagado de grandes desengaños explicados con la mas amarga sonrisa.
A la vez que la pareja formada por Sam Coomes y Janet Weiss convivían y rompían, el grupo Quasi se beneficiaba de una rara química, como de calma tensa post-ruptura, un poco como si durante años estuviesen en ese momento en el que ya puedes hacer chistes sobre todo lo que no funcionó sin que eso sea echar sal en las heridas. Pero entonces llegó el 11-S, las invasiones de Afganistán e Irak, y la calma tensa que hasta entonces reinaba en Quasi se convirtió en crispación y caos. “The Sword Of God” ya era un disco más cargado de realidad, pero el cabreo real vino con “Hot Shit”, su disco más tenso.
Y en esas seguimos. Porque uno se acostumbra a situaciones políticas chungas, aun desde el descontento. Por eso parece normal que “When The Going Gets Dark” invalide un poco más (a pesar de canciones como la que da titulo al disco) la definición: trombas de guitarras confundidas con los teclados, baterías a lo John Bonham y una energía casi rayana al mejor rock setentero. Imaginad a la Experience de Jimi Hendrix comandada por Wayne Coyne.
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