Podría empezar escribiendo que si fueran británicos tendrían mucho más éxito y que siempre desmerecemos lo nuestro; porque sencillos como “Better Than The Movies” son incontestables y bla, bla, bla; pero no merece la pena. Las delicias del exceso se disfrutan igual vengan de dónde vengan, y lo que cada cual piense es cosa suya mientras que los coros estén en su sitio. Y lo están.
Su segundo disco -primero para Green Ufos- suena menos a Stereolab o The Flaming Lips y más a ellos mismos. Con su debut fueron una de las efímeras sensaciones del año y hoy, con un trabajo más contundente gracias al sonido analógico y a la calidez del Mellotron y el mini Moog y con más o menos el mismo número de buenas canciones, pueden quedarse tranquilamente en una de esas burbujas que explotan sin dejar rastro si no les prestamos la atención necesaria. Delicias como “Mind The Gap”, “Granma, I´ve Just Seen Elvis”, “Runaway”, “Witch Train” (muy en la onda de los suecos Cloudberry Jam o Club 8) conviven con canciones en las que la psicodelia está más presente (“Caught By The 25th” o “Plastic Cans”) y con algún medio tiempo con el que tal vez no han dado en el clavo. Es sólo su segundo álbum, así que denles tiempo: prometen.
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