Front Row Seat To Earth

De la infinidad de objetivos a lograr que tiene un artista, uno de los más complicados es encontrar el equilibrio entre su propuesta sonora y el contenido o mensaje de la misma. Algo que Natalie Mering, al fin, ha conseguido y con creces con “Front Row Seat To Earth”, su cuarto disco en solitario. Un trabajo que halla la armonía entre los diferentes pilares que caracterizan la propuesta de Weyes Blood: la punzante contemporaneidad y el pop-rock barroco.

Con la ayuda de Chris Cohen (Deerhoof) en la producción y tras haber iniciado ya el camino con el excelente EP “Cardamom Times” (Kemado/Mexican Summer, 15), Natalie Mering sorprende con un exquisito repertorio de nueve canciones, la mayoría de ellas baladas, que hipnotizan por su delicadeza y su lirismo. Desde los arpegios abiertos de “Diary” hasta el uso de vientos en “Front Row Seat”, la cantautora de Portland despliega un abanico de fascinantes y dispares composiciones que flirtean tanto con la música clásica como con el rock psicodélico. Pero, más allá del género musical, aquello que se impone en todo momento es el dulce timbre de voz de Mering, encargado de poner voz a las dolorosas y actuales letras de la cantautora. Con estos componentes sobre la mesa, Weyes Blood firma su disco más solvente hasta la fecha, donde Natalie Mering es capaz de hablar sobre preocupaciones actuales con un telón sonoro inmejorable, lejano al actual y cercano al del folk-rock de los 60 y 70.

Pero, más allá del excelente resultado, “Front Row Seat To Earth” no deja de ser un disco arriesgado: la larga duración de las canciones, el carácter clásico de algunos arreglos y las estructuras poco convencionales pueden provocar, en ciertas ocasiones, una difícil escucha. Pero es necesario decir que, si uno tiene paciencia prestar oídos a “Front Row Seat To Earth", podrá disfrutar de un viaje atemporal y delicado al barroco universo sonoro de Natalie Mering.