Los noventa han vuelto, baste mirar a muchas de las bandas y artistas del último par de años como Boygenius, Bully, Momma, Alvvays, Wet Leg, The Beths... Pero, por si alguien no se había enterado, aquí están Wednesday para dejarlo bien claro con su último disco, “Rat Saw God”. Claro que, si esto es solo un 'revival', ¿qué es lo que les hace tan especiales? De primeras en aquella década no había ninguna banda que mezclara las distorsiones salvajes con una pedal steel y 'twang' country; segundo, cualquier banda que entregara un disco con tantas buenas canciones dentro, terminaría siendo alabada, ya sonase a los noventa, los setenta o los 2000, ya fuera indie rock (como es el caso), disco, ambient o rumba.
El caso es que “Rat Saw God” tampoco nos pilla por sorpresa, sus adelantos ya habían encendido la alarma de que algo grande se estaba cocinando. Primero llegó, el año pasado, la fantástica "Bull Believer", un tema épico de más de ocho minutos que sonaba a clásico perdido de 1993, una salvajada de noise rock/ grunge que viraba por derroteros nuevos a lo largo de su largo minutaje, guitarrazos, pasajes más tranquilos en el largo puente (a los que atacaban explosiones ruidistas) y un final desgarrador donde gritos, guitarras distorsionadas y una lejana pedal steel se mezclaban creando una especie de traslación sonora del grito de Munch.
Eso sí, más clarificador del sonido de esta banda fue el siguiente sencillo, "Chose To Deserve", un riff muy rock mezclado con una preciosa pedal steel, esta vez sí, en primer plano, luego una acústica y la melodía principal, adornada por esa guitarra country hasta que nos conducen a ese riff que sirve casi de estribillo instrumental. El caso es que no suenan country rock, ni a americana, sino a rock independiente, es decir, no vienen tanto de Uncle Tupelo como de Pavement. Aunque las acertadas letras de Karly Hartzman sean lo más americana y sureño del disco, más incluso que la pedal steel.
Y eso se ha convertido en una realidad escuchando este “Rat Saw God” al completo, demostrando que la banda tiene un sonido personal, a pesar de estar tan enraizados en el rock alternativo de los noventa, y, sobre todo, que tiene grandes canciones, más allá de sus dos primeros aclamados adelantos. Baste escuchar cosas como "Got Shocked", "TV On The Gas Pump", "Hot Rotten Grass Smell", que es como la hermana pequeña de "Bull Believer", "Bath County", donde suenan como unas The Breeders sureñas, o "Quarry", otra de las joyas de la corona, la canción con la que han decidido presentar el disco, y no me extraña porque es la melodía más encantadora que tienen, redondeada por su estribillo más pegadizo. Pero también en canciones más tranquilas como la bonita "Formula One", una canción que les podría valer comparaciones con Big Thief.
El resultado es excelente, un potente disco de rock alternativo con personalidad propia y grandes canciones dentro, uno que, incluso, podría lograr que esta banda recuperara su nombre y que al teclearlo lograran que saliera algo más que una adolescente gótica bailando al ritmo de The Cramps...
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.