Siempre han sido los británicos un óptimo ejemplo de progresivo bien entendido, donde lo que cuenta, y valga la redundancia, es el progresar y no el epatar. Lejos quedan ya los tiempos de influencias doom y voces guturales y se vuelven a reafirmar en ello en su nueva entrega para este año. Un nuevo compendio de tonadas melancólicas, densas, largas y trabajadas hasta la extenuación, que escuchadas con detenimiento en la quietud del hogar pueden lograr que el oyente ponga su estado de ánimo al mismo nivel de lo que suena. Si se puede poner alguna pega es que quizás se han estancado un poco en su propia fórmula y que algunas de las canciones pecan de cierta linealidad. Aunque “Sunlight” o “The Storm Before The Calm”, que les acerca a los Depeche Mode más enérgicos, son piezas que muestran que siguen sabiendo mirar hacia adelante. Otra irrefutable declaración de intenciones.
gracias por el disco, la verdad es solo para escucharlo y evaluar como esta, el sonido del original es incomparable