En un género cada vez más parecido a la atracción del laberinto de espejos por sus similitudes constantes, y donde uno a veces se mete algún chocazo lamentable, el siempre oxigenador sello de Ruanda Records se sale de este laberinto con “Bantú”. El LP debut del grupo We Ruanda está formado por Elphomega (MC), Escandaloso Xpósito (MC y saxofonista), Guerrita (MC) y el siempre purificador Ciclo, este último en la producción, a la que también contribuyen Manu Beats, Lost Twin y Zack Nelson. Aquí construyen unos espejos reflectores de soul, soleado jazz y ambient-rap con la artesanía y la experiencia que entre todos aúnan. Unos espejos con cristales diversos que, colocados en lugares cotidianos, revelan con ironía, inteligencia y honestidad nuestras contradicciones contemporáneas, nuestros anhelos, también nuestras cagadas y nuestras imperfecciones. “Bantú” significa “pueblo” o “humano”. Pocas cosas más humanas que hacer un disco para que lo escuchen humanos y no usuarios.
Una oda a lo humano desde su propia condición, sin que quede impostado en el oyente y no suene a carca o panfletario. A lo largo de sus 40 minutos de duración planea siempre la intención espiritual de nutrir la esencia -a veces pisoteada- de un género que tiene riesgo de entrar en sequía a causa de la inmediatez, el contenido rápido y los vagos clichés. “Cuando salgo pa’ la calle puedes ver al OG / que se recorrió la tierra para dar un matiz / a una música que empezaba a perder su raíz” rapea Xpósito sobre el juguetón sintetizador de “Check azul”. “Bantú” es un disco hecho desde el abanderamiento de la causa y no del fin.
La polinización de estilos alcanza uno de sus puntos álgidos en la groovy ‘Limitador’, con unas percusiones aceleradas provistas de una línea de sinte sencilla, trufada con picoteos digitales y perfumadas por el saxofón de Xpósito -presente en ocho de las doce canciones-. Frente a egos inflamados, egos honestos. La honestidad es el ladrillo del que está hecho el disco, rapea Guerrita en “Planetas mal” -en un guiñito a la astrología- “Se quedó callada después del te quiero / nos fuimos a El Palmar en semana de levante” o cuando Xpósito dice “Salí recién duchado y me cagó un jilguero / me mudé con la piba y me dejó primero”. Esa normalización ácida-cómica-cotidiana de la desgracia que a todos nos iguala es otras de las características del álbum. Sin necesidad de recubrirlo de épica ni grandilocuencia, porque la verdadera épica ya está en evitar que este nuevo mundo nos engulla.
A pesar de ser un álbum coral también hay espacios para el despliegue en solitario. Como en “Mr.Deleznable” donde el cordobés Guerrita parece desdoblarse rapeando con su alter ego de valores materiales y digitales. O en “Unfakeable” donde el nerdismo expresivo de Elphomega copa por completo los casi cuatro minutos que dura el beat de Ciclo, dejando en el oído el contagioso “mi estilo, estilo, estilo es no tener estilo, estilo, estilo”, además de buenos malabarismos vocales “Tengo brandy / el alcohol / no la cantante/ pero tengo Ashanti (referencia a un ron que se llama también así) / R&B de antes”. Desde luego, inimitable, como esas incrustaciones mundanas “No tiene mierda esa freidora / no como ahí” en “No se limpia sola”; en “Recepción decepción” por parte de Guerrita “Solo me llamas como al fisio, si estás jodida”; o en “Check azul” “El vecino cansao de escuchar los beats / me mira como un Pyrus a un Crip / a él solo lo oigo cuando marca el Madrid”. Hay que estar muy loco de la cabeza para, como el que no quiere la cosa, juntar en una frase a dos bandas callejeras, al Real Madrid, y hacer que todo cuadre.
Frente a las balas de fogueo que quieren vendernos como “Cultura”, obras como estas. Frente a los egos metastasiados por el lanzamiento ansioso de contenido y no de música, obras como estas. Frente a la superficialidad, buceo en la humanidad sin escafandra. Frente al ruido de la plaza, la tranquilidad de la pausa. Como decía Jesús Quintero (QEPD) reclamemos siempre de la Cultura “un poquito má’, hombre, un poquito má’...”.
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