De manera gradual y casi inapreciable, Ainara LeGardon se ha convertido por derecho propio en artista imprescindible dentro de la escena estatal. Ya en la década de los noventa y al frente de los salmantinos Onion, resultaba palpable el magnetismo transmitido por la vocalista. Esbozos convertidos desde entonces y a cada nuevo paso en arrasadores retratos, hasta alcanzar la presente entrega en la que responde a un entorno hostil con el no menos enfurecido “We Once Wished” (Aloud Music, 11). Un álbum en el que la inspiración cede sometida ante capas de rabia, incertidumbre y angustia, concretadas en canciones certeras y de inmediato efecto activador junto a la (habitual) producción áspera de Paco Jiménez. Las recurrentes menciones de mitos como PJ Harvey o Patti Smith son anecdóticas y lejos de interpretarse como referencias, innecesarias a estas alturas, deben entenderse como exclusivo reconocimiento al alcance de escasas elegidas. Mujeres incorruptibles de alma incendiaria y personalidad implicante, con su obra al rescate del tedio costumbrista de penúltima moda. Indispensable, como decía, para resistir y respirar.
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