El sexto disco de The Chemical Brothers llega en un momento en el que la competencia por hacer bailar a los rockeros está más que dura, aunque ellos hayan alcanzado un estatus tal que siempre se les preste más atención que a sus discípulos, por muy aventajados que estos sean.
El sexto disco de The Chemical Brothers llega en un momento en el que la competencia por hacer bailar a los rockeros está más que dura, aunque ellos hayan alcanzado un estatus tal que siempre se les preste más atención que a sus discípulos, por muy aventajados que estos sean. En todo caso, Tom Rowlands y Ed Simons han conseguido redondear un álbum robusto y en el que los grandes momentos hacen olvidar los patinazos. Y es que “We Are The Night” es un trabajo tan brillante por un lado como desangelado por otro, en el que no faltan, como ha sido habitual en toda la carrera del dúo británico, las colaboraciones estelares. Si, por poner algunos ejemplos más recientes, en “Push The Button” nos encontramos con miembros de The Magic Numbers, Bloc Party o The Charlatans o en “Come With Us” –sin duda, su larga duración menos inspirado- con Beth Orton o Richard Ashcroft, en “We Are The Night” nos encontraremos con Fatlip, Willy Mason, Midlake, Ali Love o Klaxons, estos últimos responsables de las voces del tercer corte, “All Rights Reversed”, uno de los mayores pepinazos del álbum. Ese es el problema de “We Are The Night”, que se abre como un cañonazo con la eficaz introducción “No Path To Follow”, el crescendo de “We Are The Night”, la ya citada “All Rights Reversed”, la electro “Saturate” o esa garrulada tan apetitosa llamada “Do It Again” –primer single-. Con la amable “Das Spiegel” llegamos al ecuador del disco y, a partir de ahí, la desesperación. The Chemical Brothers pierden el norte y “We Are The Night” cae en picado, evitando ser el gran álbum que podría haber sido si Rowlands y Simons hubiesen sido capaces de mantener el nivel.
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