We Are Standard

“Queríamos cero morralla” o “la gente ya no tiene paciencia para escuchar discos enteros” son los argumentos esgrimidos por la banda anteriormente conocida como Standard para explicar el porqué de que su segundo largo cuente sólo con nueves cortes.
Grabado en Londres junto a Andy Gill de Gang Of Four (punta de lanza del sonido post-punk y clara influencia para los vizcaínos), “We Are Standard” supone un paso definitivo en la carrera del grupo, un disco que deja atrás el (muchas veces acomplejado) mundillo indie y que se antoja gestado para competir en ligas mayores. De sonido cristalino, la hiperbailable reválida de “3.000 v–40.000 w” (Mushroom Pillow, 06) se abre con un tema que bien podría haberse encontrado en aquel llamativo debut de Standard. “Bye Bye Bye” es la despedida que sirve de recibimiento a la hora de adentrarse en la obra. Después, llegan temas como “The First Girl Who Got A Kiss Without A Please” o “The Last Time” (que aparece también como penúltimo corte en una remezcla de Arthur Baker –New Order, Afrika Bambataa-) y queda claro que ha comenzado una nueva era. De una banda de rock que hace música bailable hemos pasado a música de baile interpretada por una banda de rock. “Don’t Give Up”, uno de los momentos álgidos del disco, es purito Radio 4; “Other Lips, Other Kisses” es lo más hipnótico que We Are Standard ha grabado jamás; “Easy” y “Don’t Let The Children Play Around” ofrecen una visión definitoria del nivel de profesionalización del quinteto (todo suena en su sitio, todo está perfectamente engranado, hasta Deu canta con mayor convicción, consciente de estar haciendo algo realmente grande); llega el remix de Arthur Baker y uno no puede sino imaginarse en Ibiza rodeado de extasiados guiris melancólicos por los tiempos de Manchester; y suena “The Present” y la historia de “We Are Standard” (el disco) se acaba, pero nos quedamos con la sensación de que la historia de We Are Standard (el grupo) no ha hecho sino comenzar. Ya queremos más.