Katie Crutchfield, o lo que es lo mismo Waxahatchee, comenzó su carrera con una fuerte influencia del indie rock hecho por mujeres de los noventa. Fue de las primeras en volver a traer un sonido que posteriormente volverían a implantar artistas como Courtney Barnett, Soccer Mommy, Snail Mail o Frankie Cosmos. Pues bien, ahora que está nuevamente en boga, Crutchfield ha decidido cambiar de dirección en su sexto disco en solitario. Ha puesto la vista en su población natal, en Alabama, se ha calzado las botas vaqueras y, con Lucinda Williams como principal faro, se ha marcado un notable disco en el que alcanza la madurez artística.
"Oxbow" no enseña todo lo que nos espera, es la menos campestre del disco, una balada con una percusión simple, una melodía cautivadora y unos bonitos toques de piano, en la que termina suplicando “I want it all”. Es un gran comienzo pero es mucho más significativa la segunda canción, "Can't Do Much", una pieza que podría haber aparecido en el mismísimo “Car Wheels On A Gravel Road" de Williams, Crutchfield la ha resumido como una “canción de amor realista”. Es la primera prueba de madurez del disco, tanto a nivel musical como lírico, además de la evidencia de que este disco está más cerca de su Alabama natal que de Nueva York.
"Fire", el que fue el primer sencillo de presentación, no es tan instantánea como la anterior, es una canción más introspectiva que busca la aceptación de si misma, uno de los temas fundamentales del disco. "Lilacs" es la mejor mezcla de su amor por el indie y su nuevo toque más de raíces, con un estribillo que es como recibir los primeros rayos de sol de la primavera. "The Eye" y "Hell" son otras dos muestras de lo bien que ha asimilado esta nueva influencia de Lucinda Williams, la primera moviéndose entre los acordes del "Crimson & Clover" y la segunda una de las más folkies del disco, pero con un punto luminoso y optimista que le va como anillo al dedo.
El final del disco se ralentiza con “Arkadelphia”, la canción más cercana al country-rock de todo el disco, con esos toques de guitarra. “St Cloud” acaba el disco con un sentimiento similar, y la misma proyección de acordes, que el “Línea 1” de Los Planetas, parece claro que no pasa de pura coincidencia, pero sirve para calibrar el sentimiento agridulce que deja el final de "St Cloud". Una obra que ha visto madurar a su compositora, curioso que también sea el primer disco que hace después de abandonar las drogas y el alcohol. Tras un rabioso disco de ruptura Waxahatchee se autoanaliza y logra madurar como persona y como artista, este podría haber sido perfectamente el primer disco de Kate Crutchfield bajo su propio nombre, un punto y aparte en su carrera que abre una nueva y prometedora etapa.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.