Mikael Åkerfeldt comentaba hace poco en una entrevista que siempre le ha gustado mucho la música de los setenta, el progresivo y la psicodelia, y como esos grupos producían sus obras.
Eso se nota en “Watershed”, puesto que actualmente Opeth ya casi le deben más al prog clásico que al death metal. Tal vez a algunos de sus fans heavies no termine de convencerles la evolución que está llevando a cabo el grupo, pero lo cierto es que hasta ahora está resultando intachable. Menos guturales y más abundancia sinfónica y acústica, pero esto sigue siendo Opeth en todo momento, de hecho, “Watershed” recupera en parte el carácter enigmático de los tiempos de “Blackwater Park”. La cantidad de diferentes texturas, colorido instrumental y el muestrario de emociones que ofrece este nuevo trabajo resulta apabullante, y como prueba palpable, esa impresionante “Hessian Peel” que resume a la perfección a los Opeth de 2008. El abandono de Peter Lindgren y Martin López, reemplazados por Fredrik Åkesson y Martin Axenrot, no afecta en absoluto la solidez instrumental del grupo, que lo ha vuelto a lograr con este triunfal “Watershed” que se sitúa como otra de sus cumbres.
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