Resulta sencillo imaginarse la siguiente escena: un niño jugueteando, con sus pequeñas manos, con la comida. Patatas, refrescos de cola, nata y gusanitos; todo mezclado en un incomestible engrudo incomestible. Bien, pues algo similar pasa con este álbum, un disco cuyo objetivo era servir de tributo a la banda que fue máximo exponente de la escena grunge. "Nirvana Revisited", que consta de quince temas, se mueve en terrenos muy diversos musicalmente hablando. Lo que podría ser una buena señal se convierte justo en lo contrario. El resultado más que variado es poco coherente. Aunque no es esto, sin embargo, un error per se. Quizás una mezcolanza de estilos y artistas como esta –siempre, sin duda, arriesgada– hubiera funcionado mejor si hubiera una idea clara tras la selección. No es problema de los géneros escogidos, sino del resultado.
Al fin y al cabo, la mayor parte de las piezas no irían más allá de animar moderadamente un bar de cócteles a las ocho de la tarde. Son las canciones con piano –exceptuando la interpretada por Yaron Harman Trio– las que salen peor paradas. Hablamos de canciones que únicamente encajarían en la sala de espera de un psicoanalista (seguramente caro). Sirva como ejemplo la oscura balada en la que se convierte “Smells Like Teen Spirit” en manos de la banda francesa Shaka Ponk. Los mayores aciertos del álbum son, sin duda, la adaptación de “Rape Me” a cargo de Richard Cheese –junto a su banda de acompañamiento Lounge Against The Machine–, siempre habilidoso a la hora de moverse entre el homenaje y la parodia (“Here is one for the ladies: Rape me!” entona al comienzo); la versión lounge de “Come As You Are” a cargo de Bebo Best & The Super Lounge Orchestra y la adaptación en clave murder ballad de “Lounge Act” de los casi siempre atractivos Murder By Death. Resumiendo, más que un tributo, casi una traición. El grunge está muerto, así que dejemos de apalearlo.
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