Vince Staples
DiscosVince Staples

Vince Staples

8 / 10
Álex Jerez — 16-07-2021
Empresa — Motown / Universal
Género — Rap

“I just wanna sleep sound, don't wanna dream 'bout the shit I done did”, lanza Vince Staples en “Take Me Home”, uno de los temas centrales de su nuevo álbum homónimo. El rapero nos tiene acostumbrados a abrirse por completo en cada largo que nos regala. Pero jamás desde una perspectiva tan formal y cruda como lo ha hecho esta vez a través de su nuevo proyecto. “Vince Staples” es el reflejo de todos los agujeros de bala que ha ido acumulando con el paso del tiempo. Todas esas heridas, inseguridades, miedos, certezas y paranoias que han construido su personalidad a día de hoy. Una lectura sobre la búsqueda de la aceptación popular, sobre la importancia de la lealtad hacia los tuyos, la fama y lo que cuesta la libertad (“Man, free all the homies, y'all know what it is”). Si “FM!” era el disco perfecto para colar a Vince en cualquier fiesta, esta nueva entrega está destinada más bien a la intimidad y a conocerle a través de sus cicatrices. Sin intenciones forzadas, sin infravalorar a los que quedan atrás, sin búsqueda del éxito. Vince Staples, nada más.

Dejando atrás la experimentación de discos previos, este nuevo álbum se apoya más en un sonido clásico. Vince explota el hip hop de la Costa Oeste sin que falte un solo detalle realizando un claro homenaje a los grandes. North Long Beach acaba completamente al descubierto en un álbum que profundiza sobre la vida en las calles, la supervivencia, la inexistencia de una verdadera infancia, la violencia, las muertes generadas… Incluso en “Are You With That?” se abre para recordarnos una y otra vez lo doloroso que es ver desaparecer a tus amigos tras saltar al “campo de batalla” (“Whenever I miss those days visit my Crips that lay under the ground, runnin' around. We was them kids that played, dead homies”). “Vince Staples” es un viaje entre el pasado y el presente. Una marca de sangre en la vida del rapero repleta de secuelas que le va a ser difícil superar. Ya no puede fiarse ni de su propia sombra, siente que los mejores ya se han ido de este mundo y los que quedan solo pueden traerle problemas. Y lo manifiesta sin pelos en la lengua en algunas de las barras de “Law Of Averages” o en “Taking Trips” (“I don't got no one to trust. Trust and believe, I see the shit that's up your sleeve”). Hasta tiene miedo de cruzarse con fans, los ve casi como enemigos, y que estos acaben asesinándole por la envidia y la fama (“Hangin' on them corners, same as hangin' from a ceiling fan. When I see my fans, I'm too paranoid to shake they hands”).

No es un álbum para alcanzar grandes ventas, es un disco para certificar las intenciones que Vince busca con su carrera musical. Y, si hay alguna duda sobre ello, lo deja bien claro en “The Shinning” soltando ese “Don’t make shit for the masses”. Recupera a Kenny Beats en la producción con quien juega a crear un ambiente que baila entre distorsiones y 808’s más amigables (“Taking Trips”). Se inclina ligeramente hacia el soul con la inclusión vocal de Fousheé en “Take Me Home”. Explota el lado más funky del gangsta sacáncolo a relucir en “Sundown Town”, donde a su vez habla de nuevo de esa dura infancia que conocemos desde “Summertime ‘06”. Explicando, en esta ocasión, cómo acabó incluso robando comida del supermercado para evitar morirse de hambre cuando se quedó sin hogar (“Then they put us out, we was sleepin' on my auntie couch. Then she put us out, stomach growlin', stealin' from the Ralph's”). Y, para la base de “Lil Fade”, posiblemente el mejor tema del disco, samplea la banda sonora de “Sannata”, una película de terror india, compuesta por el poeta Majrooh Sultanpuri. En ella pide, a su vez, libertad para todos sus compañeros que acabaron entre rejas.

Y es que una de las principales bases de ese disco es rememorar las secuelas de todas esas malas decisiones del pasado y cómo han acabado mermándole por completo (“Don't need no more felonies, all these broken memories. I be solo dolo, never know who workin' with police”). Algo que sintetiza muy bien su amigo Tyron en uno de los interludes explicando cómo Vince se escapó de una carga policial por evitar acudir al conflicto cuando todos se metieron en medio. Solo hace falta ver el viaje por su barrio al que nos invita en “MHM”, tema de cierre, para valorar el peso que tiene este en su vida. Cómo revisa cada una de las localizaciones que se han quedado grabadas en su memoria para siempre, buscando cerrar un pasado al que añora, pero a la vez le ahoga y necesita dejar atrás. Tras este repaso por las calles de “Vince Staples”, podemos certificar que sí, que posiblemente se trate del álbum que mejor retrate al rapero. Pero no únicamente por las anécdotas sobre su vida privada que podamos encontrar en él, sino más bien porque es el disco que mejor representa al Vince del presente al margen de todo ese background del que se ha alimentado desde sus inicios. Un presente que, por otro lado, no termina de convencerle del todo, ni le deja respirar en paz (“Fuck a bitch, I don’t trust no bitch in my government. Fuck a friend, I don’t wan’t no friends with no open hands”).

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