¿Cuántas joyas más tiene que publicar Conor J. O'Brien al frente de Villagers para que pase a ser considerado, de manera genérica, como uno de los orfebres pop más finos surgidos en los últimos quince años? La pregunta carece de respuesta concreta, claro, pero lo cierto es que el irlandés sigue a lo suyo y alarga, con la presente (e impecable) entrega, el pleno de aciertos que suponen sus siete discos de estudio, incluyendo títulos inexcusables como “Becoming A Jackal” (Domino, 10), “{Awayland}” (Domino, 13) o el más reciente “Fever Dreams” (Domino, 21).
“That Golden Time” no sólo evita romper la racha, si no que se sitúa como pieza destacada dentro un muestrario de por sí lustroso. Un elepé que insinúa la madurez creativa del irlandés, concretándose en un trabajo en el que las habituales cualidades del autor resultan espoleadas con tanto cuidado como palpable evidencia. Elegancia, buen gusto, sensibilidad, delicadeza, humanidad y calado. Todo con el innegociable trazo orgánico de O’Brien y ese optimismo sanador que asoma entre la nostalgia para envolver al oyente.
Una secuencia sedosa, seductora y cocinada a fuego lento, que da comienzo con la preciosa “Truly Alone” y prosigue con los arreglos de “First Responer”, que a su vez encontrarán continuidad en ese cierre majestuoso que es “Money On The Mind”. Por el camino quedan otras gemas del tipo de “No Drama”, la insinuante “That Golden Time” que da título a la referencia, el single “You Lucky One”, la mística de apariencia sixtie latente en “Brother Hen” o “Behind That Curtain” con sus aires de jazz al piano.
Diez nuevas canciones sin desperdicio, ajenas al paso del tiempo y que parecen abrirse a cada escucha adicional, en lo que supone un nuevo pico dentro de la discografía de Villagers que bien podría optar a mejor obra del catálogo. “That Golden Time” reconfirma a su autor como un músico de talento extraordinario que, lejos de permitir que se seque su mojo, reverdece aptitudes e inspiración a cada entrega adicional. Un artista en quien confiar, cuando se trata de focalizar ese tipo de composiciones distinguidas, permeables y mimadas a partes iguales.
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