Siempre se agradece que en la vorágine de la producción discográfica aparezcan proyectos que transmitan el tiempo y el mimo con el que están hechos. Es lógico que dos expertos en esta materia como Ricardo Lezón de McEnroe y David Cordero de Úrsula lo logren en Viento Smith, un mini álbum que se llama como su nuevo grupo, surgido en los estudios La Mina que su bajista, Raúl Pérez, tiene en Sevilla, y que cuenta también con Nacho García a los teclados. Escritas desde la tristeza que dibuja la rima y la voz de Lezón, el desasosiego fluye en las atmósferas de sus seis canciones. Pero la luz se cuela tímidamente entre ellas, como en el final de “Donde los aviones”, o en las guitarras de “En aquel tren” y de la maravillosa “Tú, Stendhal y yo”. Y finaliza con un fundido a blanco en los últimos minutos de los nueve que dura “Sólo nos queda el viento”, broche final de este breve pero denso tesoro, dejando con ganas de más en cuanto se acaba su escucha.
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