Slowly, It Dawns
DiscosVictoria Canal

Slowly, It Dawns

5 / 10
Maite Aparicio — 29-01-2025
Empresa — Parlophone
Género — Pop

En apenas dos años, la cantante de origen español Victoria Canal ha conseguido preparar todos los aperos necesarios para que su debut formal se convierta en la comidilla del mainstream internacional. Desde telonear a Hozier, compartir las tablas del Pyramid Stage de Glastonbury con Coldplay y terminar firmando su música con el sello de los mismos, hasta ofrecernos un EP previo que encandiló a la crítica estadounidense y la catapultó al interés de la prensa amarillista. Esas credenciales que hicieron de “Slowly, It Dawns” una de las cartas de presentación más esperadas del pop de 2025, pero que, para desventura de sus acólitos, no sentimos que refleje a lo largo de sus once pistas ningún tipo de evolución fuera de lo ordinario. Tenemos ante nosotros un trabajo cuya excelente producción nadie se atrevería a poner en tela de juicio. Canal ha hecho un buen ejercicio de reclutamiento de socios profesionales y reúne para el proyecto las bondades y talentos de figuras de la industria como Eg White, Ross McDonald (The 1975), Jonny Lattimer (Ellie Goulding), Låpsley o S. Carey (Bon Iver) entre otros. Sin embargo, la resolución del artefacto termina por evocarnos más la huella personal de otras artistas que el estilo propio y definido de quien se presupone responsable principal del producto.

Detrás del elepé parece haber un conocimiento muy medido y estratégico de todo aquello que funciona a las mil maravillas en la industria del presente, recogiendo en sus casi cuarenta minutos la estela ajena de ciertas princesas del pop alternativo que ya recorrieron en su día un itinerario semejante. Será irremediable que con la pegadiza y tierna “June Baby” se nos vengan a la cabeza nombres de la talla de Beabadoobee o Clairo, mientras que en “Cake” tenemos su particular momento a la Billie Eilish combinando electrónica y susurros y en “California Sober” una desentonada apuesta por el revival latino de principios de los dosmiles.

Un confuso ir y venir entre estilos que terminará por desembocar a mitad de trayecto en una sobria amalgama de cortes acústicos y de easy listening genérico, más próxima a su etiqueta habitual, tanto a la guitarra (“Vauxhall”) como al piano (“Swan Song”), pero igualmente descafeinada y poco memorable. En su ejecución hay dones incipientes que no admiten tacha, pues pese a su bisoñez (veintiséis años) salta a la vista que Canal es una intérprete con tablas. Aun así, el brillo de su exterior no le exime de entregar una propuesta básica y vacua con letras mediocres y mucha más voluntad que acierto.

 

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