Segundo disco de esta banda callejera, La Pegatina, y buen ejemplo de que la unión de Internet y asumir las tareas de producción, promoción y management por parte del propio grupo funciona (aunque para ello haya que echarle muchas ganas, mucha ilusión y mucho tiempo). Los resultados hablan por si solos, en pocas semanas llevan más de diez mil descargas del disco y aumentando vertiginosamente.
En su primer trabajo colaboró Manu Chao y, aunque en éste no aparece, dicen que les dio consejos sabios de por dónde tirar. Ellos no lo ocultan, admiran y han mamado musicalmente de Manu (“A Morriña”), también de Che Sudaka (“Mandarinas y Pomelos”) o de Dusminguet (“Lerei”) y honran a Mártires Del Compás (ilustre su per-versión de “Qué bonito es el amor”) o a los extintos granadinos Tatamka (irreconocible su versión de “Sun Bay”) y, cómo no, a Gato Pérez (“El gat rumberu”).
Los que sí colaboran son El Puchero del Hortelano y D’Callaos. Estos últimos lo hacen en “Alosque”, de lo mejor del disco. Voces, guitarras, bajo, acordeón, trompeta y percusión son suficientes para alimentar de manera energética sus canciones y sus vitales conciertos. Son como los Ramones de la rumba urbana: temas cortos, estribillos sencillos fáciles de corear, con mucha intensidad y frescura. No han inventado la pólvora, pero no veas cómo la utilizan.
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