Llevamos años y años asistiendo en cámara lenta a la defunción de la música de guitarras eléctricas (al menos y en teoría, en lo que respecta a la gente joven) pero no hay manera. Debe haber algo primario muy gratificante en ella, que lleva a la renovación constante de bandas con elementos familiares que se remontan ya muchas décadas atrás.
Horsegirl son tres chicas jovencísimas de Chicago que van armadas de lo esencial: guitarra, bajo y voces. Llevan muy aprendida la lección, actualizan la estética desaliñada y collage del gran indie norteamericano, pero se conocen el tema incluso en lo no ornamental: han grabado en Electrical Audio con el auxilio técnico de John Agnello (el habitual de Dinosaur Jr.). El resultado es un estupendo debut que parece un viaje en el tiempo, con un pie en nuestros agitados tiempos y otro en la era dorada del indie college rock de los primeros noventa, con ecos de bandas como Sebadoh, Guided By Voices o Yo La Tengo.
No es casual que se curtieran practicando versiones de Sonic Youth, y que en los créditos le den las gracias a Steve Shelley y Lee Ranaldo. Pero con sus canciones propias, aunque el noise guitarrero, las atmósferas eléctricas y los acoples estén ahí, Horsegirl practican más la armonía que las disonancias, y ese sereno y sobrio clasicismo vanguardista que podría remontarse a los padrinos del género, The Velvet Underground. De modo que el álbum está plagado de alicientes para aquellos que sigan buscando música de guitarras atemporal con un filo: del desafiante estribillo cortante de la magnífica “Antiglory” a las melodías tiernas de “Beautiful Song” -una constante-, el encanto de “Dirty Transformation (Still Dirty)”, la tensión de “The Fall of Horsegirl” o la propulsión rítmica de “Option 8”. “The Guitar Is Dead 3”, titulan uno de sus cortes. Pues nada de eso.
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