El primer álbum de Garbage nos demostró que si en la mesa de mezclas tienes a un hombre capaz de convertir el agua en vino puedes comerte el mundo. Butch Vig sabía lo que se hacía: cantante-zorrón con personalidad, sonido pop con amagos electrónicos, estribillos reconocibles y un sonido que capta hasta la caída de un alfiler. Mientras las luminarias del brit-pop desbordaban arrogancia con el beneplácito de los semanarios de rigor, la propuesta de Garbage emergió como un revulsivo en el que primaba el buen hacer y la calidad, la honestidad vamos. Ahora, el contexto no es el de hace dos añosy como pasó con Andoni Goikoetxea, todo el mundo le ha cogido el truco a Garbage. Con "Version 2.0", Shirley Manson y compañía tendrían que haber reescrito su libro de estilo para supear a suprimer disco y esquivar ese pop que deslumbra a primera vista, pero termina empachando. Su segundo trabajo no es más que una prolongación del primero. Vuelven a destripar la fórmula que les catapultócon una producción como base insultante en su perfección -estavez a Butch se le ha ido la mano-. Desde una perspectiva puramente mercantilista no hay nada que reprocharles, puesto que canciones como "I Think I´mParanoid" -tremendo hit- o "Push It" -primer single- les valdrán el ambicionado estatus comercial de Texas o Lighthouse Family. Sólo que en el plano musical la carencia de un giro argumental que restablezca nuestro interés deviene un lastre demasiado pesado. Veremos si pueden seguir arrastrándolo dentro de unos años.
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