Bizitza Eztia

Verde Prato está de vuelta. Y lo hace tan inspirada o más que siempre a través de un nuevo ramillete de canciones mayestático en un alarde genio, en esta ocasión, arropada por la producción del siempre detallista Donato Dozzy. Dicha alianza ha derivado en una puerta abierta a la memoria popular italiana del Fellini de “La Dolce Vita”, pero también a inspiraciones como los frescos de Giotto.

Tampoco debemos olvidar la obsesión del siete como número mágico, que conecta directamente con dicho uso que hizo del mismo otro ilustre italiano. En este caso, el eterno malabarista de la semántica pop Franco Battiato, con quien concuerda en la necesidad de ampararse en dicho número de canciones a la hora de seleccionar el repertorio de sus discos más memorables, como “Patriots” y “La Voce del Padrone”.

De esta idea, surgen los siete cortes que conforman este “Bizitza Eztia”, consumación (una más) de un talento que comienza a ser inabarcable. En su caso, tejido en torno una idea de saudade pop que conecta directamente los belgas Antena, de principios de los ochenta, y Weekend, la reinvención de Young Marble Giants en su momento, aunque también con el minimalismo tecno de la griega Lena Platonos. Desde los brotes tropicalistas de “Solita” a la solemnidad cegadora que exhala cada poro de “Zerua”, no hay respiro en estos veinticinco minutos de slow pop de alta costura.

En definitiva, siete caricias de emoción arrebatadora, pero siempre elegantemente tejida desde una magnética semántica del intimismo, ya sea a través de temas concernientes a la soledad como a la libertad. Los dos polos conceptuales entre los que emerge esta catedral sumergida en un océano de pop, arrebatadoramente, anclado en la memoria de todo el que quiera bucear en sus profundidades.