Si hay un grupo que puede trascender la nueva escena underground barcelonesa ese es Veracruz. El cuarteto catalán tiene ganas de darse a conocer, interés porque su trabajo llegue a todas partes y un primer larga duración que supera, con creces, las expectativas creadas por su primer EP y aquel rompepistas que contenía titulado “Champs”.
Si bien en “Veracruz” no hay un hit a esa altura, las diez canciones que lo forman (despachadas en poco más de veinte minutos) responden a ese vibrante, nervioso, agresivo y saltarín art punk que tan bien saben urdir, filtrando de manera elegante y desprejuiciada toda clase de enseñanzas ajenas. Por eso este disco es, además, una declaración de respeto hacia todos los grupos que les han influenciado de una manera o de otra, ya sea en lo musical o en lo ideológico. Escuchando su debut, uno piensa en Comet Gain (“Bang! Bang! (After-Shemale Suicide)”), Billy Childish (“Horse´s Neck”), en parte de los grupos de la escudería GSL y Kill Rock Stars y los siempre al límite Huggy Bear (“Don King, Kata Kong”). Grupos que, como Veracruz y a pequeña escala, cambian vidas, desperezan conciencias y rompen suelas de zapatos.
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