En el texto de portada del pasado mes de noviembre de 2008 de MondoSonoro justificaba Joan Luna las similitudes entre Catpeople e Interpol y se preguntaba por las deudas de otras formaciones nacionales para con referentes internacionales, deudas “disfrazadas” en buena medida por las letras en castellano.
Algo similar ocurre con Veracruz, una banda que cuenta con notables paralelelismos con los citados Catpeople: surgen más o menos en el mismo momento en la ciudad Condal, llegan a la vez a la reválida del segundo disco y gritan su anglofilia a los cuatro vientos. Sin embargo, mientras unos dirigen su mirada al romanticismo estilizado de la Inglaterra post-punk, los otros –a diferencia de su álbum anterior- beben de las pantanosas aguas del rock australiano, sumándose sin complejos -aunque aún carentes de la rabia necesaria para aguantar el envite de los grandes- a una corriente que va de Scientists a los contemporáneos The Drones. De alguna forma este segundo álbum termina por despejar las dudas que dejó en el aire un estreno que les situaba en la disyuntiva de convertirse en banda de culto o los The Strokes españoles. Con esta declaración de intenciones, por su parte lo dejan claro.
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