Los años mejores

“Empezaba el año bien / y han subido el alquiler / ¿Cuántos trenes hay que perder / para estar a gusto en el andén, / al quedarnos sin comer / después de estudiar?”. Así, de nuevo, empezaba el año de la marmota para muchas y muchos, con el agua de la precariedad al cuello. Y esa es la primera ola de versos y morfínica psicodelia multicolor con la que nos mecen y dan la bienvenida Vera Fauna en “Los mejores años” (23), su flamante segundo largo, disco con el que se consagran como una de las bandas más genuinas y brillantes del pop-rock patrio.

Ya nos sembraron en el pecho “Dudas y flores” (20) con su imprescindible debut, y esos son los aromas que germinan y crecen como lisérgicas enredaderas de neón en este segundo largo, más intimista y doméstico aún. Costumbrismo en vena a base de una personalísima poética de lo cotidiano, empapada de sones rumberos y tropicalistas, con un extra de soleado pop etéreo y caleidoscópico, rebosante de matices y atmósferas ensoñadoras. Todo cocinado y degustado a fuego lento, porque, como me dijo una vez un poeta callejero en el laberíntico Soho de la ciudad de Fez: “prisa mata, vida sigue”. Raíces sureñas y olas que funden sones multiculturales de las dos orillas, como en la hechizante, arabesca y flamenca “No quiero nada”, junto a Carmen Xía, repartiendo duende y flow a partes iguales; o ese tintineo de la acústica “Estrella de papel”, con luz propia y embriagadores aires de bossa nova que calan, poco a poco, hasta los huesos.

Una envolvente y refrescante brisa que te atrapa desde ese “Peso pluma” inicial, hasta la “Espuma” del mar final, que “te roza los pies y se va”, con guitarras (marca de la casa) que dibujan atardeceres de un verano inolvidable que no volverá.

Las dificultades del día a día y la magia mundana de las pequeñas cosas: de esos “5 minutos más” a los que todas y todos nos aferramos cada día cuando el maldito despertador nos zarandea y empuja a grisácea realidad, en una “Casa carreras” con galope ska y regusto a Pony Bravo, pasando por los pegadizos fraseos de la onírica y funky “Voy temblando”, o ese reggae “venenoso” de “Mira lo que tengo”, donde late fuerte la influencia del maestro de pelo plateado… un Kiko Veneno con el que hacen equipo en la joya de la corona “Martes”, y con el que han compartido tablas revisitando, desde sus adentros, el legendario “Échate un cantecito” (92).

Sevilla vive desde hace años en una suerte de primavera continua, donde el azahar y la psicodelia se respiran por cada esquina, con bandas como Pony Bravo, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Riverboy, Quentin Gas, Califato ¾ o Canastéreo, cada una a su manera, marcando el latido de la calle y aireando raíces desde nuevas ópticas y sensibilidades. Así, con este vibrante “Los años mejores”, con Raúl Pérez (La Mina) repitiendo a los mandos de la producción, el ahora quinteto Vera Fauna: Kike Suárez (voz y guitarra), Javi Blanco (guitarra), Juanlu Romero (batería) y Jaime Sobrino (bajo y voz), con Alejandro Fernández (vientos y teclados) como última incorporación, se posicionan como una de las propuestas más atractiva de esta nueva ola andaluza que ya es tsunami imparable.