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Que este cuarteto barcelonés comenzara dar sus primeros pasos hace ya cosa de cinco años, mucho antes de perfilar esta tarjeta de presentación en largo, es algo que se puede intuir con la sola constatación del registro vocal de Daniel Ardura: un quejumbroso y atormentado timbre directamente afiliado al concurridísimo (y a estas alturas cansino) canon Thom Yorke-Jeff Buckley. Más allá de ese trazo, superficial si se quiere, Alado Sincera esgrimen en este debut un credo expresivo excepcionalmente bien pulido y sabiamente armado, con una instrumentación robusta y rica en matices al servicio de composiciones algo tortuosas. En ellas, una lírica en castellano sumamente entreverada se da la mano con quebradizas estructuras melódicas (muy del gusto de cualquiera que comulgue con el pop británico de los ochenta) que, en ocasiones (como en la notable “Das igual”) se ven henchidas por vigorosas ventiscas de guitarras embravecidas, en un bloque formado por nueve temas propios más su preciosista versión de “La estatua del jardín botánico”, de Radio Futura. Parecen andar sobrados de oficio para figurar como primerizos, aunque posiblemente topen con el handicap de cultivar unos perfiles que ya han sido explotados casi hasta el hartazgo en el último lustro.