El arte de perder

“Durante mucho tiempo hemos perdido mucho más de lo que hemos ganado y lo hemos hecho juntos” esa es una de las frases que se encuentra en el primer corte de “El arte de perder” (Warner Music Spain, 23) de Veintiuno. Los toledanos publican, al fin, su tan esperado cuarto álbum de estudio y lo hacen estando ya consolidados como una de las bandas nacionales del momento, algo que, como ellos mismos dicen, les ha llevado un gran tiempo por culpa de las dificultades que se han ido encontrando por el camino.

De hecho, el concepto del trabajo es justo ese, el aprendizaje que han logrado hacer durante este tiempo para sortear la mala suerte y aprender de sus derrotas. Y para redondearlo aún más, lo han hecho inspirándose en “One Art”, uno de los poemas de Elizabeth Bishop, que describe el significado del arte de perder y se homenajea directamente en uno de los diamantes escondidos del disco, “Leona”.

Dentro de este nuevo álbum nos encontramos con diez canciones que estilísticamente están situadas en esa fina línea en la que convergen el pop y el indie. Y es que los cuatro son capaces de llevarnos a ese pop más convencional que nos puede hacer bailar sin parar en pistas como “Ya no nos hablamos”, así como unirse a uno de los emblemas indies del país, Love of Lesbian, para luchar contra “La vida moderna”, o incluso emocionarnos a través de referencias al anime como en “Chihiro”.

Pero si hay algo que destaca dentro de las composiciones de los de Toledo son las letras. En ellas se esconde algo mucho más profundo que lo que parecen marcar las melodías, a veces un tanto engañosas. Porque, aparentemente, no parece que canciones como “Mañana lo dejo” o “La Ruina” hablen de lo duro que puede ser cumplir tus sueños si no te apoyan, o de lo difícil que es la vida de una banda no consolidada. Es por eso por lo que hay que hacer una doble escucha a cada uno de los cortes, para no perder ningún detalle, ya que también están llenos de easter eggs que te hacen sacar más de una sonrisa.

Mucha culpa de lo directas que suenan las canciones es por lo impecable que suena la voz de Diego Arroyo en cada uno de los temas. Pero si hay algo que se percibe en este trabajo es su unión como banda, gracias a ese objetivo de querer grabar el disco siendo lo más fieles posibles al directo. Porque sí, el proyecto tiene la voz de Diego, pero es como si tuviera la de todos, de hecho, gracias a esos coros y esas frases finales que encontramos en temas como “Mañana lo dejo”, nos muestran que Veintiuno no es una voz rodeada de músicos, es una banda.

“El Arte de Perder” apunta a ser su gran punto de inflexión. Tras más de ocho años dentro de la industria y cuatro discos a sus espaldas, parece que Veintiuno está consiguiendo el reconocimiento que merece a base de buenas canciones y grandes directos. Y lo harán disfrutando al máximo y sin temer a nada, porque perder saben de sobras.