Los londinenses Vanishing Twin regresan a escena con el que es ya su tercer disco, tras el debut “Choose Your Own Adventure” (16) y aquel “The Age Of Immunology” (19) que les puso en el mapa coincidiendo con su fichaje por el siempre atento sello Fire Records. Una nueva entrega del proyecto liderado por Cathy Lucas (también en Orlando, Fanfarlo y My Sad Captains), que apenas se aleja de sus preferencias estilísticas habituales, pero que a cambio las dilata hasta abarcar un mayor y más convincente recorrido sonoro.
El grupo reaparece más sólido que nunca, matizando e intensificando los efectos hipnóticos de su música en la dirección correcta. El resultado es una mixtura tan exótica como misteriosa, que presume de falta de prejuicios cuando se trata de beber con igual intensidad de bossa nova, krautrock, pop y psicodelia ligera, todo entreverado con puntual querencia funky, teclados analógicos, trazos de jazz (o de free jazz), y una capa de electrónica con la que cubrir toda la obra de un pretendido aspecto vanguardista. Con la cada vez más alargada sombra de Stereolab apareciendo constantemente, los británicos se consolidan en las mencionadas coordenadas gracias a canciones como “Phase One Million”, “In Cucina”, “Big Moonlight (Ookii Gekkou)” (con ecos a Radiohead), “The Lift”, “Tub Erupt” o una magnífica “Wider Than Itself” deudora de Damon Albarn.
El carácter experimental e inquieto de Vanishing Twin crece exponencialmente y se convierte a su vez en principal argumento y valedor de “Ookii Gekkou”, en una especificidad que, si bien despierta un considerable interés inicial, ve sacrificado parte de su impacto con el trascurrir del álbum. La referencia consigue, en cualquier caso, mantener ese nivel mínimo capaz de sostener el interés de los cuarenta hechizantes minutos aquí presentados, confirmando las habilidades del combo para idear texturas imaginativas.
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