Vanishing Twin es una de esas bandas que no resulta inexcusable pero que, a cambio, puede presumir de un tipo de aura hipnotizante que motiva que el reencuentro con su música resulte siempre un pequeño (y asombroso) placer. Es consecuencia directa del trato que Cathy Lucas –artífice principal del proyecto– da a la electrónica y el indie-pop, mientras retuerce la experimentación hacia direcciones interesantes de resultados no menos inquietantes.
Es la técnica principal de la que hace gala el trío completado por Valentina Magaletti y Susumu Mukai para alumbrar las ocho canciones que componen “Afternoon X”, tan misteriosas todas ellas como exóticas y, con frecuencia, también etéreas. El cuarto álbum del combo llega tras otros títulos también atractivos como fueron “The Age Of Immunology” (Fire, 19) y, sobre todo, aquella entrega de impronunciable título “Ookii Gekkou” (Fire, 21) que certificó las buenas sensaciones en torno a la formación.
Unas impresiones definitivamente reafirmadas en apenas cuarenta minutos de nueva música, tratada con mimo a pesar de esas probaturas inherentes al talante creativo de la banda. Unas especificidades que derivan en piezas tan insinuantes como “Melty”, el single “Afternoon X” que da título a la referencia, “Lotus Eater”, una “Marbles” con ecos indisimulados a (los cada vez más reivindicados) Stereolab, “The Down Below”, o la querencia kraut de “Lazy Garden”.
“Afternoon X” es, en definitiva, un disco en el que merece la pena sumergirse y, a continuación, dejarse confundir con las armas de Lucas y compañía, mientras esa elegancia extraña y poliédrica que preside toda la referencia transita de un lado a otro y genera a su paso cierto surrealismo. Unas atmósferas que no dejaran indiferentes, flotando en un álbum recomendable para seguidores de los mencionados Stereolab, Jane Weaver, Laika o Broadcast.
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