Untrue

No advierto en este “Untrue” la supuesta revolución de la música electrónica que mucha gente le atribuye, aunque sí hay que reconocer que, en apenas dos discos, el artista británico ha creado un universo que, aún repleto de referencias, es perfectamente reconocible como propio.

Más que en canciones propiamente dichas, este misterioso personaje es un gran experto en la creación de atmósferas. Atmósferas turbias, como si sonaran desde detrás de las cortinas rojas de “Twin Peaks”, o como si las escucháramos con la cabeza metida en la bañera. Construidas con muy pocos elementos y con unas bases casi siempre rotas de las que surgen voces femeninas que suenan extrañamente lejanas, sus, llamémosles tracks, beben por igual del trip-hop (Tricky su referente más claro), el drum’n’bass, el dub o la IDM más ensoñadora y buscan en la repetición la certeza de un estado de ánimo empantanado, que puede servir como banda sonora de la resaca que sufrimos la generación de los que hemos superado los treinta o bien del estado de confusión de los que están en los veinte. Entiendo, pues, más su importancia como obra que captura el espíritu de su tiempo que por sus auténticos hallazgos musicales. Por otro lado, “Untrue” suena algo más monótono que su primer disco, “Burial”, en el que todas estas claves se alcanzaban con algo más de variedad e inspiración.