Curiosa la posición que han pasado a ocupar Brown y Booth en el panorama de la electrónica contemporánea: nadie pone en duda su genialidad, intocables desde su posición de geniecillos malhumorados que se resisten a explicar el porqué de sus cosas.
Todos de acuerdo en que siguen siendo los mejores en el terreno de la ingeniería sonora (los “efectos especiales” de la música), pero desde “Confield” han olvidado la épica, el paisajismo poético y el olfato melódico de sus primeros discos, para abandonarse a un oscuro industrialismo que explora las posibilidades de la rítmica disfuncional. A su favor, la seguridad de que Autechre a quince años vista de sus primeros movimientos continúan irreductibles en la construcción de un lenguaje propio, ya familiar y sin embargo siempre más críptico. Para los fans del dúo, “Untilted” apenas aportará novedades, porque Autechre son ya como un auto visto desde quien circula a la misma velocidad: parece inmóvil hasta cuando la conducción es suicida. Ellos nunca han cesado de apretar el acelerador, incluso en la secuenciación de un disco que arranca amagando a “Tri Repetae” y da en delirio que es puro freejazz electrónico. Pero otra cosa es que seamos capaces de apreciarlo…
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