Se despidieron en el 2010, pero posteriormente pisaron los escenarios en un buen puñado de ocasiones dejando la puerta de nuestra esperanza entornada. Teníamos motivos para creer en un sexto largo de The Unfinished Sympathy, pero no podíamos imaginar que volverían con un disco tan superlativo como "It’s A Crush". Grabado por Santi García en Ultramarinos Costa Brava, hará las delicias de los seguidores más exigentes de esta banda barcelonesa surgida a finales de los noventa. Canciones irresistibles, redondas y adictivas, con esa equilibrada mezcla de garra y emotividad que siempre les ha caracterizado.
Conectar con la inicial "Goodbye Hello" es muy fácil. Suena tremendamente familiar y atrapa en cuanto la inconfundible voz de Eric Fuentes dispara ese estribillo alargado y dulzón. La estrofa de "Narcotic Fiancee" nos devuelve a los Unfinished más noctámbulos y fiesteros, pero entonces la tensión guitarrera pone las cosas en su sitio. Con la épica romántica de "Sentimental Shock", una pieza de pop guitarrero que incluye uno los cambios más dramáticos que les recuerdo, los catalanes completan un arranque inmejorable.
La banda se relaja ligeramente en "Sensual Tensión" y la ensoñadora "Eyes Get Used To Darkness". Bajamos la guardia y sueltan una bestia encabronada llamada "Christen Me", con un riff musculoso cabalgando sobre un patrón de batería gigante. A partir de aquí el disco empuja con fuerza y en diferentes direcciones. A destacar, el estribillo ‘ramoniano’ de la gamberra "The Welfare States", esa gema pop de muchos quilates llamada Loveshake y la expresiva base rítmica de la mágica "A Joyful Dirge". El intimismo acústico de "Vapor Stairs" pone el broche de oro al disco de “reunión” de Fuentes y compañía, un album de indie rock digno de celebración
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