Dos de los conceptos básicos
de la Historia del Arte son el de lo ‘sublime’ y el de lo ‘bello’. Lo sublime
es todo aquello que sin ser definido como Bello puede llegar a provocar sentimientos
de mayor placer estético y de éxtasis en el receptor: como la visión de un
volcán en erupción, por ejemplo. Este último trabajo del inclasificable Richard
Youngs (que compone todas las canciones y toca todos los instrumentos en cada
una de ellas) podría definirse como intimista, miminalista, dadaísta,
complicado, repetitivo, angustioso, lacrimógeno, deprimente y agobiante. En
resumen, los seis místicos himnos que componen “Under Stellar Stream” subyugan al oyente bajo el peso de su
sublimidad. Youngs utiliza la anti-belleza -“Arise Arise”- , la repetición
enfermiza de estrofas -“All Day Monday And Tuesday”-, y las melodías irritantes
y enervantes -“The Bells Of Spring”-, para provocar placer. Un placer adictivo
y enfermizo fundamentado en el revolver de tripas, pero que puede provocar
mayor gozo que la captación de las clásicas formas de la Belleza. Eso sí, como
los grandes vinos de reserva, también puede hacer que se te encasquille el
paladar.
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