Es una mera anécdota el hecho que Èlena comparta cantante con un afamado grupo español. Y lo es porque esta banda ha conseguido hablar por sí misma, sin necesidad de referencias externas ni explicaciones del tipo “es la antigua banda de”.
Este reencuentro hace tiempo que venía siendo reclamado por los corazones de muchos aficionados a la música. Y qué bien les han sentado estos años de hibernación, porque el proyecto ha eclosionado para convertirse en un rejuvenecido adolescente en la flor de la vida, rico en ideas y precioso en su concepción del pop. El cambio al catalán empaca perfectamente con la voz pequeña, amable y cariñosa de Helena Miquel, dotando a la banda de un nuevo concepto, alejado de la oscuridad de aquel “Present” (2003) que supuso su temporal retirada. Con la duración de un desayuno calmado, el disco concentra en apenas media hora una obra inspirada, sin imposiciones y con unos referentes que van desde el rock sureño hasta el Sufjan Stevens más folclórico. Hay una nueva vida para Èlena y hay que celebrarlo.
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