Chromakopia
DiscosTyler The Creator

Chromakopia

8 / 10
Daniel Grandes — 29-10-2024
Empresa — Columbia / Sony
Género — Rap

En su artículo sobre el álbum ‘As the Veneer of Democracy Starts to Fade’ de Mark Stewart, Mark Fisher explica por qué el músico había podido transicionar de forma tan natural del funk-punk británico al hip-hop estadounidense: “El hip-hop no es una música callejera sino una abstracción no-musical, un sitio de puro potencial sónico en el que dibujos animados costructivistas e inhumanos pueden ser producidos sin referencia a ningún protocolo musical”. Este texto/augurio de 2004 sin duda predijo a artistas como JPEGMAFIA, Death Grips o billy woods, figuras tan merecedoras del título de rapero como del de arquitectos brutalistas, o el de mad doctors obsesionados, precisamente, con estirar los límites de ese “potencial sónico”. Lo que no pudo predecir Mark Fisher fue un caso como el de Tyler The Creator, un icono mainstream del hip-hop estadounidense capaz de trasladar esta “abstracción no-musical” del género no solo a lo estrictamente musical, sino también a su propia identidad.

Poco o nada sabemos de la persona detrás de todas esas personas que nos hemos encontrado en los diferentes proyectos firmados con un mismo nombre (el de un músico que se entiende antes como creador). La música de Tyler consigue apropiarse del potencial sónico del rap como vehículo para alcanzar una continua metamorfosis, para convertir el concepto de era en algo más que un mero mecanismo publicitario. Fisher diría estamos ante el primer rapero que no produjo dibujos animados inhumanos, sino que utilizó su música para convertirse a sí mismo en uno. Llega ‘Chromakopia’, la enigmática nueva temporada de nuestra serie de animación preferida, y preguntarse cómo va a sonar esta última entrega es tan importante — o incluso puede que un poco menos— que preguntarse qué Tyler nos vamos a encontrar en esta ocasión.

Fiel a su habitual misticismo, el californiano nos regala una sola pista para adivinar el próximo personaje. El single “Noid” es la joya de la corona incluso antes de que se desvele la corona, una pieza en constante transformación para materializar la naturaleza paranoide de este genio en constante transformación. Desde el fascinante sample de la banda zambiana Ngozi Family hasta un indirecto homenaje al último beef de Kendrick Lamar y su estirado “it’s probably A minooooor”, esta sinfonía esquizofrénica reafirma el deseo de la persona por seguir oculta tras la máscara del rapero al mismo tiempo que plasma desde una compleja instrumental, siempre con un pie en lo bucólico y otro en lo catastrófico, una intuición de violencia —”left shoulder, right shoulder, left shoulder, look (watch your surroundings)— que ya manifestó Childish Gambino en 2018 —”this is America / don’t catch you slippin’ now”—.

La ansiedad como consecuencia de la fama, materializada a la perfección en el pesadillesco rostro de Ayo Edeberi en el videoclip del tema, se presenta entonces como leitmotiv de ‘Chromakopia’, álbum que tras aterrizar nos demuestra que andábamos en lo cierto, pero también del todo desencaminados. Imposible no pensar en la icónica pipa de Magritte mientras nos sumergimos en este paradójico diario personal, pues aquel que asegura, a rostro tapado, no querer compartirnos ningún detalle de su vida privada nos regala en esta ocasión su disco más indiscutiblemente personal, donde el escenario donde Tyler solía presentar a sus alter egos sonoros se convierte en esta ocasión en un confesionario a puerta cerrada. Este no es Tyler the Creator, asegura Tyler mientras nos confiesa sus miedos más profundos. “Ni***s want info about me? / Read a book on me, ugh”, dice Tyler en “Noid”.‘Chromakopia’,es ese libro.

“You are the light / It’s not on you, it’s in you”, asegura la madre de Tyler para dar el pistoletazo de salida al ansiado nuevo proyecto de su hijo con el tema “St. Chroma”. Esta convencida voz femenina, un punto medio entre un Pepito Grillo maternal y un superego freudiano con cierto aroma de Edipo, es la columna vertebral de este misterioso cuerpo sin órganos que es ‘Chromakopia’,. Su augurio, el del don que le ha sido otorgado a su hijo, moviliza esta enérgica marcha que intercala el gospel y la voz de Daniel Caesar para bautizar a un nuevo Mesías, a ese niño que tiene que demostrar a su madre que ella tenía razón (“Mama, I'm gon' make it out (...) / I ain't never had a doubt inside me“). Se planta aquí la semilla de la que germinará toda la propuesta narrativa del disco, una carga que convertirá a la duda, la incertidumbre y los miedos en el hilo conductor de este terremoto psicoanalítico. Porque Tyler —a partir de ahora T, tal y como se le llama en el álbum— ha recibido un don, pero puede que eso sea un castigo. “Do I keep the light on or do I gracefully bow out?”, se cuestiona T.

Desde esta hipótesis se puede comprender toda la propuesta de ‘Chromakopia’,, un territorio de constante saturación y ansiedad necesaria para alcanzar a entender la esencia de un personaje (recordemos que “chroma” en inglés significa tanto “saturación de un color” como “la pureza de un color”). El rapero de las mil caras ha decidido encerrarlas todas entre estas cuatro paredes, coreografiando así un delirio febril donde el concepto de género musical es tan líquido como el propio protagonista. Basta con fijarse en el contraste que se genera el comparar dos temas como “Rah Tah Tah”, un despreocupado festival de rimas absurdas —”I swim good, I’m a Pisces (I’m a fish)”— escupidas sobre una vibrante instrumental que nos remite a la oscura comedia de ‘Goblin’ (11), y “Darling, I”, un colorido sueño pop con reminiscencias a Michael Jackson y sample de “Drop It Like It’s Hot” de Snoop Dog en su beat-ASMR que explora las ventajas (y desventajas) del poliamor mientras confirma la teoría apócrifa de que ‘Chromakotopia’ podría ser la antítesis de ‘IGOR’ (19). “Keep falling, keep falling in love / Come and catch me please (forever)”, canta T en una especie oda al amor libre desde la óptica del mito de Sísifo.

El amor, aunque imperfecto, siempre resplandeciente de ‘IGOR’ se transforma en ‘Chromakopia’, en fuente de fobias, en doloroso recuerdo del inminente paso del tiempo. T envejece repentinamente, a golpe de prueba de embarazo, en la directísima ‘Hey Jane’, donde el cantante pasa de no querer hablar de su vida privada a nombrar en el título de una canción a la mujer que dejó embarazada por accidente. El mismo rapero que en sus conciertos introduce ‘Yonkers’ a grito de “I’m a fucking homosexual!” improvisa sobre una dulce base de neo-soul una explícita letra de disculpas donde plasma sus contradicciones y terrores sobre la posibilidad de ser padre (“I fucked up, I'm stressed out, I'm dead inside / But, hey, Jane, who am I to come bitch and complain?”) al mismo tiempo que también da voz a las contradicciones y terrores de Jane (“T, no matter the decision of day, I just want us to be cool either way”).

Los desdoblamientos, los dilemas morales y la madurez emocional también aterrizan en “I Killed You”, una pirueta de fantasiosas percusiones y guitarras circulares que, además de ser una de las muchísimas muestras de que ‘Chromakopia’, es el clímax de la carrera de Tyler como productor, permite a T reflexionar sobre sus orígenes y si estos se ven o no representados en su obra (“Talkin' 'bout my heritage, I could never kill”). Tan minimalista como precisa es “Like him”, un emotivo vals donde piano, batería y theremin cooperan para convertir la ausencia del padre de T en un complejo cuento de fantasmas con aires hamletianos (“Mama, I'm chasing a ghost / Do I look like him?”). No menos lacrimógena es “Tomorrow”, un tempus fugit en toda regla a golpe de cuerda, viento y paternidad (“Yeah, my brodie had another baby, that's like number two”) en la que se podría considerar la respuesta de Tyler a “I think about it all the time” de Charli XCX (“I went to my friend's place and I met their baby for the first time”).

Aunque más simple en producción —mucho más cercano al sonido de una jam—, “Take Your Mask Off” es una prenda más que T se quita en este desnudo emocional, reflexionando sobre el groove sobre la necesidad de quitarse máscaras, reflexionando abiertamente sobre su sexualidad (“Since a kid, you knew somethin' was up / Had you thinkin' God would hate you so you covered it up”) sin ser eso incompatible con lanzar algún que otro beef (“Your stage presence don't even be in they conversation, go home”). Es emocionante comprobar cómo, de nuevo, esta naturaleza performáticamente vaporosa de Tyler puede ser leída desde una perspectiva queer donde la identidad es un ente perfectamente moldeable, cuestionable y etéreo. Basta con adentrarse en “Balloon”, para un servidor el mejor tema del disco, para encontrarnos con el T —y el Tyler— más libre de todo ‘Chromakopia’. Después de tanto descenso a los (propios) Infiernos, esta celebración de la vida invita al ascenso y a la luz a golpe de loop tras un proyecto marcado por la introspección y la oscuridad (“Fuck them regrets, call them and get all that weight off your chest”). Y, por favor, no nos olvidemos del sobrecogedor e imparable delivery de Doechii en este tema, la sorpresa más agradable de todas las colaboraciones del disco y la guinda del pastel en esta fiesta de auto-aceptación (“If he is gay, then I am gay, and we are nouns”).

Porque sí, puede que las colaboraciones perviertan este ambiente intimista, de cara a cara, que T ha estado construyendo durante catorce temas, pero sería hipócrita no celebrarlos. Después de ver a Tyler llorar durante la estampida de energía, cuerpos y decibelios que se vivió en el escenario principal del Primavera Sound 2022 cuando sonó el inconfundible “sometimes you gotta close a door to open a window” de ‘NEW MAGIC WAND’, asegurando que nunca un público había entendido tan bien lo que pretendía con ese tema, es imposible no prestar atención a sus propuestas más agresivas, a sus invocaciones de futuros pogos. La pegadiza y sobreestimulante ‘Sticky’ invita a GloRilla, Sexyy Red y Lil Wayne a esta terapia —ahora colectiva— donde un irreconocible T transita hacia una egocéntrica euforia (“name a nigga who ahead of me / must be God instead of me”) propulsada por un beat rompecuellos y unas irresistibles trompetas irresistibles. De trompetas y colaboraciones también va la cosa —hay algo aquí de “family ties” de Baby Keem y Kendrick Lamar— en “Thought I Was Dead”, la celebración definitiva junto a ScHoolboy Q en una explosión sonora divertidísima y despojada de cualquier tipo de sobriedad anterior (“This feel Planet of the Apes”) que nos invita a imaginar el uso que podría dar a los sonidos de viento un JPEGMAFIA desatado.

Puede que “I Hope You Find Your Way Home”, el último tema de ‘Chromakopia’, no sea el mejor del conjunto, pero resulta imprescindible centrarse en su cierre, en el que la voz de la madre de Tyler, ahora por teléfono, habla emocionada del orgullo que siente por los logros de hijo, todo esto para acabar exclamando “do your thing, just keep, keep shining”. La luz que Tyler amaba y odiaba al inicio del disco sigue brillando, para bien y para mal, aportando una conclusión tan crepuscular como esperanzadora a una narración en todo momento inestable, dudosa y, sobre todo, inconclusa. Lo que siempre se ha entendido como la virtud de un artista inclasificable e incansable nos es presentado en ‘Chromakopia’ como una especie de transverberación, como un don que duele, como una metamorfosis que no emancipa sino que confunde, como un cambio constante condenado a no entenderse nunca, como una pureza condenada a estar siempre saturada; como un Tyler que nunca podrá entender del todo a T, y viceversa. Por algún motivo, cuesta ser positivo al terminar la escucha de este álbum, pero quizás eso sea bueno. Hablando de la hipotética muerte del pop, Mark Fisher, de nuevo, afirmaba: “atrevámonos a concebir el pop no como una secuencia de hibridaciones felices, sino como una espiral de vórtices nihilistas”. Porque sí, aún estar lejos de la perfección técnica y sonora de ‘IGOR’, ‘Chromakopia’ sirve como ventana al futuro del hip-hop y del pop, como visión utópica de una industria musical despreocupada construida desde individuos preocupados. “You n****s are too attached to hear the theory”, asegura T en “Tomorrow”. Puede que sí, pero ¿qué alternativa tenemos?

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