El músico californiano Ty Segall sigue sin presentar signos de agotamiento en un nuevo LP que llega justo un año después de su notable trabajo homónimo. Su frenética actividad tanto encima de los escenarios como en el estudio evidencia un estado creativo actual de lo más interesante, aunando todas sus posibles caras mostradas hasta el momento en un trabajo de ni más ni menos que 19 temas. A lo largo de ellos le da tiempo a divagar por territorios que abarcan desde la emotividad pop de “Sleeper”, hasta ese empuje que brota de un rock sin freno e incluso relacionado con las músicas espirituales que tan bien supo desarrollar en su anterior entrega. Una muestra más de lo cómodo que se encuentra tanto en los momentos donde el tono marchito y algo melancólico se pone de manifiesto como es el caso de “My Lady's On Fire”, siendo también consciente de la visibilidad que siempre le han proporcionado los ritmos más sucios y rutilantes que en esta ocasión llega en forma de la desatada “Meaning”. Además, también merece la pena destacar su incansable afán por encontrar un camino hacia los clásicos de rock más progresivos, jugando casi al despiste, como bien demuestra en la inicial “Fanny Dog”.
Todo este compendio de estilos como siempre llega muy bien aderezado por la inevitable entrega fuzz que exhibe en unas guitarras a estas alturas más que reconocibles, evitando al mismo tiempo acercarse a lo más caótico presente en la etapa en la que denominó a su banda The Muggers. Así es como realiza un nuevo ejercicio en el que desata toda su creatividad entorno a una marca garagera inapelable, apostando fielmente por no renunciar a su núcleo melódico que le permite una gran versatilidad tanto en los momentos más ásperos como aquellos en los que una canción entorno a una hoguera también es una opción. El hecho de contar con una banda más que consolidada con el paso de los discos, figurando músicos de la talla de Mikal Cronin o Charles Moothart, parece que es algo que juega mucho a su favor, ya que las múltiples personalidades reflejadas en sus trabajos en solitario parecen convivir a la perfección en discos tan extensos como este. Influencias mutuas que siempre navegan en unas distorsiones que permanecen en primer plano, pero que no se lo llevan todo, sino que siempre son capaces de enfatizar hasta los momentos más experimentales, o más alucinados, como bien nos dejan los vientos de “The Main Pretender". Una inventiva inacabable a la hora de intentar renovarse y al mismo tiempo revindicar el motivo por el que es actualidad todos los meses del año.
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