Txarly Usher y Los Ejemplares publican nuevo trabajo. No hace mucho de la edición de su primer larga duración, aquel “Cuervo, Corazón y Cuchillos” que sirvió para anunciar el nacimiento de este nuevo proyecto y ya vuelven con más canciones. Esta vez, son cuatro y las recogen en un ep que responde al título de “Soma”. Esas cuatro canciones desentierran el origen de esta banda, ya que fueron, al parecer, escritas hace tiempo, cuando el grupo, incluso, se llamaba de otra manera. Los cambios obligados en aquel proyecto, tras la partida al extranjero de uno de los miembros, dieron lugar a este. Sin embargo, “Soma” entremezcla ese pasado, con el presente más actual de la banda y con un futuro que parece anticiparse en estas canciones. Y es que este disco también sirve para presentar a un nuevo miembro ejemplar. Javi Montilla se suman al cuarteto anterior para prestarle un brillo nuevo al sonido de la banda con su teclado Korg. De hecho, las cuatro canciones se abren con preámbulos instrumentales, donde los teclados anuncian su incorporación.
Llamémoslo afterpunk, si me permites, que hay más etiquetas que se podrían usar, pero alguna había que elegir. Eso sí, con un aroma a los años 80, una tensión solemne en la arquitectura de las canciones y el nervio particular que Txarly Usher imprime a sus palabras, apoyándose en los efectos de voz, desplegando su universo personal en unas letras que insisten en los temas e imágenes tan habituales en su escritura, pero permitiendo lecturas más amplias. Acaba, precisamente, de publicarse un libro, “250 canciones asesinas”, que recoge la carrera escrita de Txarly Usher. Aquí, canta “libertad, qué muerta estás” en “Hipnopedia” o “a veces sueño que mueres, luego despierto, yo soy el muerto” en “Vaporízate”; él mismo remata sus líneas con el grito ahogado de “muerte, muerte” en “Dos minutos de odio;” y la última que nos queda del lote de cuatro, simplemente, se titula “La muerte es perfecta”. Queda, por lo tanto, determinada la fijación, pero luego se puede indagar para encontrar contrastes, pliegues y relecturas. La muerte. Creo que era Malraux, al que no he leído nunca, pero conocí una vez a un tío que se tatuó su nombre en una pantorrilla, el que decía algo así como que la muerte nos sirve para reflexionar sobre la vida.
Edita, nuevamente, Demons Punk Records y parece que seguirán teniendo que hacerlo porque a la banda, desde fuera, se la ve firme y efervescente. Aunque hayan mirado hacia atrás para honrar su origen, este disco parece, más bien, apuntar hacia un futuro que aún parece estar estimulado por la frescura y la fogosidad de los proyectos recién estrenados. Que no paren. Además, comienzan a salir conciertos y, conociendo el currículo de sus miembros, seguro que lo que llevan editado y lo que está por venir gana y se atesora aún más cuando empiecen a defenderlo en vivo.
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