Todos los seguidores de la banda catalana saben que el proyecto Txarango es mucho más que un simple grupo de música que hace del ritmo, el baile y la alegría su razón de ser. Todos sus numerosos fieles les reconocen su empuje por aportar su grano de arena para lograr esa meta universal que es hacer que este mundo sea un poco mejor a cada día que pasa. Por eso Txarango son un grupo necesario, tan necesario como el aire puro o el “pa amb tomàquet”. La contagiosa energía que transmiten se contagia y anima cualquier rincón del planeta. No importa que en ese mismo rícncon se concentren toneladas de dolor y tristeza. Su misión es lograr que por unos instantes, los instantes de su trepidante música, la gente olvide, sueñe, baile y disfrute. Esa es su auténtica misión y, con este tercer trabajo, se han graduado con las más altas distinciones.
“El cor de la terra” es Txarango en estado puro. Combina lo mejor de su propuesta, pero mejorando aspectos que son básicos para el desmelene más frenético. Sin ir más lejos el sonido de los vientos ha mejorado ostensibemente, amplificando, hasta el infinito y más allá, su sonido. Pero el disco también recoge novedades: como el acertado ritmo ska-pop de “Som Foc” junto a The Cat Empire, una de esas perlas que les hace tan especiales. Al igual que la delicada “Mil Ocells” que logra conmover al combinar en precioso contraste las portentosa voz de Alguer Miquel -nunca ha cantado mejor- con la de un sorprendente Pau Donés (Jarabe de Palo) que logra dar ese contrapunto perfecto a los bellos versos de un tema en clave reggae. También sorprende la aportación de Manu Chao con su fraseo cavernoso en la trepidante “Terra Endins” y conmueve también la bella “T’espero” que una vez más en clave reggae define y condensa muy bien la filosofía vital de una banda imprescindible. “El cor de la terra” es Txarango en estado puro, sí, pero elevado a su enésima potencia y presentando más texturas de las que hasta la fecha se habían atrevido a incorporar. Trazos que se han colado por las experiencias vitales de sus viajes y que han sabido adaptar a su propia personalidad. Txarango son un grupo de verbena, de fiesta, de baile, sí, pero son mucho más que eso. Son un ejemplo vital a seguir en un mundo cada día más sombrío y triste.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.