No deja de ser curioso que todo lo que gire alrededor del disco más corriente de Txarango sea por el contrario bastante inusual. Y, ojo, porque escribo lo de corriente, no en el sentido peyorativo del término, sino para indicar que este “De vent i ales” es el disco más Txarango que podrían haber grabado los propios Txarango. Todo su mundo, todo su sonido, todas sus influencias, pero también todos sus tics y automatismos, están ahí para el goce y disfrute de sus fans. Una bacanal de dieciséis temas que te transporta, encandila y lleva a acompañar a la banda por los diferentes viajes que ha emprendido durante estos últimos años. Viajes por cuatro continentes distintos, sí, pero viajes también por diferentes experiencias vitales y sensoriales que han provocado una decisión tan dura y difícil como valiente y honesta. Txarango lo dejan y este “De vent i ales” es su epitafio. Un hecho que, sin duda, marca todo el tono del disco.
Todo el mundo es consciente de que los catalanes podrían haber estirado el chicle hasta el infinito, De eso y de que lo dejan en su mayor y mejor momento de popularidad y ventas –las ocho mil copias que han vendido en el proceso de pre-venta de este trabajo así lo demuestra–, pero Txarango son más que una banda de mestizaje que canta en catalán. El colectivo auto-gestionado es ante todo un potente sujeto político, empeñado en demostrar que ese eslogan tan manido que dice “que otro mundo es posible” no es solo una frase 'chupi-lerendi' para estampar en camisetas. En su caso es un objetivo que les ha llevado a tomar muchas decisiones tan valientes como arriesgadas. Si hay que ser consecuente se es hasta las últimas consecuencias. Y si estas pasan por poner fin a la banda para dar cabida a nuevas aventuras vitales hay que ser muy honesto.
“De vent i ales” no es el mejor disco de Txarango, pero sí tiene todos lo ingredientes para ser muy disfrutado. Una ponderada combinación de canciones de baile, reflexión y tono íntimo cuando toca serlo. Y, claro, cualquiera entenderá que con dieciséis canciones y casi una hora de música hay de todo como en botica. De la Cuba más expansiva (“Aguacero”) al Senegal que tanto alegrías les ha dado (“Nous camins”), pasando por la cumbia (“La foguera”), la inevitable rumbeta-catalana (“Avui que fas anys”, “Barcelona”), el ska vodevilesco a lo Caligaris (“Bendita vida”), la caricia del reggae caribeño (“Si sabessis”) los himnos expansivos a lo Coldplay de “Quan cau el sol”, la vertiente más íntima en una preciosa canción marinera y mediterránea como “La memòria de les mans”, una balada en toda regla como “Ara que balles amb mi” y un dulce vallenato a modo de literal despedida con el que cierran el disco (“És hora de tornar a casa”). Quizás lo lo único que le falte a este "De vent i ales" sea uno de esos temas rotundo en forma de hit como “Una lluna a l'aigua” o “Music de carrer” y aunque “La deriva” debería ser la que asumiera ese papel, está tan apegada al sonido Txarango que elimina la capacidad de sorpresa que debe tener todo nuevo hit. Pero funciona. Sin duda funciona. Al igual que lo hace el álbum en su rol de “cirereta” que culmina una carrera.
Txarango lo dejan con un sabor algo agridulce porque la maldita pandemia se ha llevado al traste planes en los que el colectivo se había volcado física, mental y económicamente durante este último año. Proyectos que a más de uno podrían parecerles algo 'quijotescos' como crear una plataforma de venta de entradas justa y solidaria, coordinar y promover la creación de una cooperativa de cervezas artesanas que puedan servir su producto en los festivales, a la vez que fomentar el comercio de proximidad en sus conciertos o diseñar una gira con su propia carpa para tocar allí donde nadie lo hace y sin interferir en las fiestas locales del país. Y aunque algo de eso perdurará (la tiquetera y la cooperativa, sin ir más lejos) no es menos cierto que cierta desilusión existe en el seno de la banda por no cerrar su carrera como ellos habían previsto. Por eso la mejor manera de compensarles tantos años de conciertos, alegrías en forma de canciones y actitud consecuente es escuchar, con el cariño que merecen, las canciones que componen este de “De vent i ales”. Eso y desearles que los indescifrables caprichos de la vida les sean favorables. Fins aviat amics meus.
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