Cuando a la prensa especializada le falta tiempo para adjudicar el calificativo de «superbanda» a un proyecto circunstancial, la escasez de resultados acaba por hundir en el más absoluto de los olvidos las expectativas más optimistas. De ahí que cuando ese par de dioses del pop que son Johnny Marr y Bernard Sumner decidieron aunar esfuerzos, dieron por sentado que lo suyo era una simbiosis dotada de continuidad a largo plazo donde el cuentagotas se revelaba instrumento ideal para contabilizar sus apetitosas entregas. Sin duda, una fórmula eficaz para sobrevivir al bombardeo mediático de las islas. No en vano, «Twisted Tenderness» es su tercer largo tras una década de electrizante colaboración, a la par que su mejor trabajo hasta la fecha, donde este dúo fantástico derrocha talento a raudales -materia prima no les falta- en aras de una perfecta comunión entre pasado y futuro. «Vivid», single de adelanto, es el paradigma de la mejor tradición pop adecuada a los tiempos que corren: una melodía imborrable de belleza desbordante apuntalada por exquisitas filigranas electrónicas. Es decir, todo aquello que le ha faltado a la escena tecnológica de la presente década.
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