Incapaces de hacer un mal disco y con la fórmula adquirida a partir de “Brothers” (2010) tan asimilada como felizmente engrasada, The Black Keys van perdiendo fuelle a base de querer agradar a ese gran público al que no estaban dirigidos, pero que ha acabado sometido a la clarividencia de Dan Auerbach y Danger Mouse a la hora de combinar elementos retro con ese toque de sofisticación tan actual. Un profundo dominio del lenguaje musical y de la tradición con el que pueden permitirse el lujo de jugar y hacer lo que les dé la gana. Solo hay que ver como inician el álbum con un sorprendente ejercicio de rock progresivo clásico (“Weight Of Love”), con un sonido de guitarras muy nítido. Un hecho que se acaba imponiendo en buena parte de un disco que se muestra más sinuoso que rotundo, con un punto de melancólica oscuridad teñido quizás por el reciente divorcio de Dan Auerbach. Solo hay que dejarse mecer por canciones algo atípicas como “Bullet In Your Brain” (de lo mejor del lote con ese hipnótico fraseo de bajo) o la rotundidad poppie de “10 Lovers” para darse cuenta que una buena parte de los primigenios The Black Keys se ha quedado por el camino. Algo parecido a lo que les sucedía a los Red Hot Chili Peppers de “Californication” (pese a ser un buen disco, perdían parte de la esencia sin renunciar a su poder de convocatoria, más bien todo lo contrario). Si a eso le añades que la mano de Danger Mouse se nota más alargada que nunca podríamos afirmar que casi parece más un proyecto paralelo de ambos a la manera de unos Broken Bells más rockeros.
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