Al igual que el famoso explorador, Sam Shackleton gusta de abrir nuevas sendas y descubrir nuevos territorios, en su caso dentro del ámbito de la música electrónica. A principios de la década pasada unió fuerzas con el productor Applebim para crear el sello Skull Disco, con el que reformularon los planteamientos del dubstep a base de mutarlo y cruzarlo con todo tipo de géneros; en su caso optó por el lado más étnico y tenebroso del asunto, añadiendo percusiones polirítmicas, cantos de lenguas ancestrales y un detalle por el sonido y el tratamiento del grave del que aún se recuperan los monitores de muchas casas y clubs. Una vez abandonado ese proyecto fundó otro sello, Woe To The Septic Heart!, y se dedicó a experimentar aún más y a introducir más elementos ambientales e incluso new age. Su camino exploratorio y ese culo inquieto que le caracteriza le ha llevado a formar este nuevo proyecto compartido con otros tres músicos, publicado a través del sello Cosmo Rhytmatic, propiedad del reputado productor Shapednoise; le acompañan en esta nueva aventura el teclista Takumi Motokawa, el percusionista Raphael Meinhart y la cantante Heather Leigh, quienes dotan de un sonido más orgánico a unas producciones que se meten de lleno en el mundo de la meditación y los mantras a base de cantos sagrados, acompañados de una música ideal para meditar y viajar sin moverte del sitio.
Lo primero que uno nota es algo que ya se veía viendo cada vez menos en sus producciones, el bajo omnipresente y bien gordo que antes él usaba a su antojo para provocar todo tipo de reacciones ahora se ausenta y deja paso a un sonido más limpio que atrapa por igual. Temas como “Tundra Erotic” enganchan por su sencillez y, a pesar de su larga duración, consiguen mantener nuestra atención con una percusión que va cambiando y llenando el espacio, un teclado tejiendo una melodía de reminiscencias árabes y una voz que aparece de vez en cuando para crear uno de esos temas río que hacen que pierdas un poco la noción del tiempo y el espacio. Otros, como “Nowhere Ending Sky”, no tienen mucha percusión, pero se ve suplida por un drone de bajo ambiental y unos sintes que se te meten poco a poco, pasando por cerebro y llegando al estómago. El tema en dos partes “Rückschlag / Rising, then Resonant” arranca con una marimba y una percusión bien cargada de bajo acompañadas de un teclado en segundo plano que crean una maravilla inclasificable, tanto por el estilo como por la época, sonando a una composición que puede ser datada entre la época actual y hace unos mil años. Cierra con un glorioso “The Time Has Come” que a lo largo de once minutos nos hace navegar de nuevo por unos sonidos evocadores, atrapantes y misteriosos que a veces trascienden los estilos y se convierten en algo casi espiritual, o como él mismo dice en la hoja de promoción: un sonido que “ayuda a la transmutación y entrada de la luz”.
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