Si antes no existía un género musical que se catalogase como “pop de autor” -que sí- Tulsa lo ha reforzado creando escuela. Compartiendo muchas semejanzas con la manera de componer de su amiga Christina Rosenvinge, Miren Iza nos ofrece un nuevo álbum que indaga en lo más profundo del yo interior, de las relaciones interpersonales y de la sociedad en general. Si alguno en la sala se lo preguntaba, nada de eso es agradable de contar porque el ser humano es complejo, contradictorio y, muy a nuestro pesar, a menudo despreciable y mediocre.
Once canciones en las que solo reina la peculiar voz de Miren componen “Ese Éxtasis”, un disco que arranca fuerte con toda una declaración de intenciones hecha canción, llamada “Autorretrato”. Le sigue “Destrucción Mutua Asegurada”, un tema con un estribillo tan afilado en ritmo que incluso corta pero que, de alguna manera, se hace adictivo. Tulsa reflexiona sobre los vínculos sexoafectivos desde una perspectiva individual, y lo hace con maestría en la simpática “Os Oigo Follar”, en la que finalmente los que gimen al otro lado de la pared parecen ser ellos mismos. Y es precisamente esta idea, la de vernos reflejados en el otro cuando se trata del amor, el leitmotiv de prácticamente todo el disco. Dándonos cuenta de cosas buenas que no podemos ver en nosotros mismos, pero, a su vez, golpeándonos con la cruda realidad de las muchas cagadas que cometemos cuando estamos ensimismados por esta sensación tan rara que llaman enamoramiento.
Llama mucho la atención la forma de cantar de Miren, con una vocalización que ya es marca de la casa. Sus letras son, además, muy acordes a esta forma de proyectar la voz, permitiéndote conectar mucho más como receptor que con cualquier pirueta vocal que nadie ha pedido. Las canciones de Tulsa siempre se han caracterizado por hablar de la cotidianeidad y lo mundano, pero muchas veces desde un prisma irónico o sarcástico. Esa energía desprenden temas como “Tres Venenos” (“Es normal que haya siempre tanta cola para oírte hablar”), “La Boda” (“¿Para qué me he hecho un moño italiano siguiendo un tutorial de YouTube?”) o “Gran Fuerza Domadora” (“Ya sé que el Manzanares no es el Sena”). Una vez más, ejemplos sobre cómo hacer canciones profundas que, por otro lado, te hagan reír.
También hay momentos que nos recuerdan a la “old-Tulsa” de los tiempos de “La Calma Chicha” (2015), como “Yo No Nací Así”; pero la parte final del disco nos devuelve a una Miren algo más enfadada con la que nos iríamos a tomar más de una caña post-ruptura. “Yo No Soy Penélope” cierra este viaje musical haciendo una alusión al personaje mitológico y mandando a paseo a alguien que no merece ser esperado ni cinco minutos. Conocer a una persona te produce ese éxtasis del que nos habla Miren a lo largo de todo el disco, pero ya sabemos que no es oro todo lo que reluce. “Estamos en una piscina en la que no se puede nadar / ¿Qué cojones hacemos aquí?”, nos canta en “La Piscina”. Ay, cuánta razón en una sola frase.
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