El tercer álbum del quinteto de Getxo refrenda su crecimiento como banda, y consolida un discurso de pop en castellano del que, quizá si detentase picos melódicos de combustión más instantánea, no sería descabellado afirmar que podría encarnar una seria alternativa a fenómenos tan aparentemente imprevisibles-e inexplicables-como el de Vetusta Morla. Pero ahí, en la serena homogeneidad de un álbum que desnuda sus encantos tras sucesivas escuchas, reside el cuajo de este “Tú nunca morirás”, cuya cocción en los fogones de Abel Hernández (El Hijo, Migala) no parece en absoluto casual.
Y es que no le faltan argumentos de peso. La dicción discreta y sin estridencias de Ricardo Lezón repasa entuertos emocionales con aroma a los primeros Sr. Chinarro o Mercromina (“Los Valientes” o “Tormentas” y su gran crescendo final), abreva puntualmente -sin regodearse- en la afectación melódica de aquellos Radiohead acústicos (“El Alce”), cede el timón de mando (en el delicado tema titular) o comparte honores con la exquisita voz de Miren Ilza (la abisal “La noche de San Juan”) e incluso recurre a ciertos aderezos post pop (“Los veranos”), para perfilar un trabajo a degustar sin fobia a la pesadumbre y con el metrónomo al ralentí, siempre con la mira puesta en cada uno de los muchos pequeños detalles que hacen de él un disco especial.
Interesante, aun cuando la forma no es muy adarciepa el arquitecto conservo el balance y simetreda, todas las formas encontradas en la parte frontal del edificio son parte de cualquier Puerto ased como los colores pero la fotografeda ae9rea que tomaste es clave, ya que se puede apreciar como las torres forman parte de las grfaas de un astillero, pero si vez el edificio desde arriba observas como el techo representa agua y le da a la parte frontal y trasera la forma de una caedda de agua. Nada fe1cil y genial a la vez.Gracias Teacher,JSLCorpus Christi, TX